EL MURO

1

Liviano saltarín ¿qué te detiene? Ya no avizoras el horizonte que ahora descansa entre tus dedos, dominando en la rosa de las rutas; tus pupilas se han detenido en un punto y las arañas desenredan sus vientres en tu mirada extática.

2

Fácil bailador, ya no aprestas los redondos talones en la nueva cabriola; tus músculos no se remecen frente al obstáculo y en la partidura de tu pecho va cayendo el sello de un gesto impostergable

3

Te aprietas entre la sombra del muro derecho, te acoges en la propicia blandura de la tierra. La sombra derramará musgos en tus huesos y la tierra blanda recibirá tus huesos y su musgo.

4

Mientras tanto crecerá el muro. Verás bifurcarse, el ardido azul en la noche y el día. Oirás morirse la melodía de tu danza plural. Sentirás aquietarse tus ansias imponderables. Te rodeará tu esfuerzo durmiente y para todas las cosechas irán amarilleando las mieses ajenas. Mientras tanto crecerá el muro...

5

Crecerá el muro y un amor crecerá. Harás festivales solitarios frente a su extendida quietud. Hondarás de dolor en las noches sin lumbre; y encendido tu corazón en una fulgurada de oferta, pensarás que el muro danza ardiendo, ebrio de tu propia embriaguez.

6

(–¿Es esto una canción? ¿Qué es esto? Me arrastran estas palabras y sin embargo sé que son inútiles. ¿Es esto una canción? Me lleva su ritmo que no es el frenético ritmo de mi impotencia. Me arrastran sus palabras que nadie entenderá, me sacude su vértigo. E incapaz de detenerme, sigo dejando caer como un gotario, la angustia de estas palabras iguales)–.

7

Ardiente cantador, no te inquietes. La sombra invadirá tu garganta y porque estarás mudo no saldrá sombría tu canción.

8

Porque al atardecer las pequeñas lumbres son inútiles. Llega la noche. Y se detienen uno a uno los vientos que enderezaron tu virtud y termina el silencio inacabable. La noche.

9

La noche. Es hora pues, de que aprestes el salto mortal. El muro no esperará para crecer y tus músculos no habrán de crecer por esperar. Danza desde luego, arde desde luego. Grita porque el silencio quiere mellar tu voz. Más allá del muro irás envuelto en el viento, enredando tus cabriolas en la cabellera solar. Liviano saltarín ¿qué te detiene? Te enloquece ahora la angustia. ¿Qué se ha hecho tu frenesí? Aparta tus ojos del muro, rompe la seda de araña que se había dormido en tus miradas. Cierra los ojos, exprime y aprieta tu corazón en el final impulso de tu salto final...

10

... Porque cae la noche, cantador ardiente, liviano saltarín, danzador encantado...

Pablo Neruda.