Reflecciones sobre el I.° de Mayo.

(Discurso que no se pronunció)

Si yo hubiera hablado en el mitin del Lo de Mayo habría dicho: “El movimiento obrero chileno se parece mucho a una chacota de inconscientes; los obreros de esta tierra, incultos, embrutecidos, degenerados por el alcohol, la sífilis y la tuberculosis, no saben que es lo que quieren, no saben para donde van... Cuando se reunen en multitud, realizan plenamente el tipo del hombre manada. Basta una voz, sea de quien sea, venga de donde venga, para escoltar el carruaje, para lanzarlo en cualquier dirección. Los jefes de las colectividades proletarias, tan desorientados y tan incapaces como sus subalternos, son el prototipo de una época de degeneración y de inconsciencia. Salvo una que otra excepción ¿quién de ellos tiene una noción precisa del problema social y de las dificultades y posibilidades del momento que vivimos? Recibieron una masa de podredumbre con la misión divina de moldear en ella el germen de una sociedad más humana, más justa, más bella... ¿Qué hicieron? Encaramarse sobre el pudridero, para satisfacer el infantil orgullo de hablar a igual altura con los representantes del capitalismo... ¿Para qué? ¿Para hacerles sentir la fuerza de los trabajadores? ¿Para tratar de potencia a potencia con los detentores del oro? Nó, nó!... Para presentar proyectos ridículos, buscando una armonía inhallable entre dos fuerzas que se repelen... Vanidad, inconciencia, arribismo!... Hoy día, todo Chile se ríe de una clase que pretende gobernar y que ni siquiera posee las nociones primordiales de lo que desea... Los dirigentes obreros seguirán su camino de claudicaciones, y el pueblo, este bueno resignado, y entontecido por los palos de los de arriba y de los de abajo, seguirá en su condición animal por los siglos de los siglos. Cuando sus ídolos actuales caigan del pedestal, subirán a él los cachorros de arribistas que hoy llegan a las tribunas populares, a satisfacer la vanidad de sentirse oradores. Saben que no tienen nada qué decir; pero hablan... Ignoran los pobrecitos que la tribuna es una cátedra desde donde tenemos la obligación de derramar luz sobre las almas entenebrecidas; ignoran que a estas tablas se viene a plasmar un mundo nuevo... No sueñan sino con el aplauso que la frase hueca y sonora ha de hacer estallar... Profanadores, profanadores; prostitutos de una misión sagrada, ¿por qué no os quedáis en vuestras casas meciendo el sueño callado de vuestras ambiciones? La tribuna es para los apóstoles; para los charlatanes se inventó la feria... Obreros de Chile. Ha llegado el momento de mirar honradamente dentro de vosotros mismos. Mientras todo el mundo se agita, y marcha hacia un punto perfectamente definido ¿qué es lo que hacéis vosotros?... Enfangaros cada día más; degradaros cada día más. Ser obrero, en la hora actual, es llevar en las entrañas una misión redentora; es ser el embrión de un Cristo. Pero vosotros sólo sóis una masa amorfa y degenerada. Os habéis llenado de alcohol; Habéis convertido en un estigma vuestra condición de proletarios; lleváis como una lacra infamante lo que debiera ser un lucero sobre vuestras frentes: Esclavos; hijos de esclavos; dignos de permanecer esclavos hasta la consumación de los tiempos; yo quisiera ser Cristo, para cruzaros el rostro a latigazos, para expulsaros como perros del templo santo de las reinvindicaciones; yo quisiera ser Dios para pulverizar con mis rayos; para aniquilar hasta el recuerdo de vuestra sangre podrida. ¡Obreros de Chile! Mientras vuestra inconciencia, y vuestra ombecilidad y vuestra degradación, cierren el paso de los que van hacia el mañana, será un mito lejano e inaccesible la realización de esas palabras que tanto decís amar: la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad!” Así habría hablado el 1.º de Mayo, si hubiera podido. – Fernando G. Oldini.