CRONICA MUSICAL

Cuarteto Fischer El Lúnes pasado se verificó la quinta audición del conjunto Warner Fischer con un programa interesante donde figuraba el único cuarteto que escribió el compositor noruego E. Grieg al lado de otro de Haind y Bethoven, lo cual permitía establecer una comparación razonable entre los estilos de estos compositores en un género por demás severo. Finalizado el concierto se pudo establecer que el viejo José Haind no había envejecido tanto al lado de Grieg a pesar de haber nacido más de cien años antes y también se pudo establecer que aparte de la personal armonización del compositor noruego no aportaba más novedad que cierta teatralidad muy poco apropiada para un cuarteto. Beethoven, por su parte, tiene otros cuartetos mejores que el ejecutado en esta audición. Como interpretación debemos reconocer en el señor Fischer un inteligente violinista, pero esta vez parece que tocó con encordadura nueva, pues, en parte se sintió algo desafinado. Los señores Schlene y Cavalli correctos. El señor Goia vibra por sus tres colegas del cuarteto.

Liszt en los programas de conciertos Todos sabemos que Liszt como ejecutante no tuvo rival o al menos los pianistas de su época como Chopin, Rubinstein, von Bulow, Clara Witt, Saint Saens y muchos otros le reconocían dotes sobrenaturales de pianista comparables únicamente a las aptitudes diabólicas de Paganini en el violín; pero como compositor, el mismo Antonio Rubinstein, su más grande admirador, no lo soportaba, sobretodo en sus ampulosas composiciones pianísticas, más, debemos reconocer que sus doce sinfonías, sus oratorios y otras composiciones para grandes orquestas son muy interesantes. Entre estas sinfonías se conoce en Chile una de ellas, escrita sobre una concepción poética de Lamartine llamada “Preludios”, bastante hermosa por cierto. Pero descontando sus admirables trascripciones sobre motivos Schubert, Mendelsshon, Wagner, etc. ¿por qué los pianistas no colocan jamás en sus programas las «Consolaciones» la sonata dedicada a Schumann u otras tan buenas como estas? ¿Por qué diablo los virtuosos del piano, aún los más famosos, ejecutarán en sus conciertos tonterías tan grandes de Liszt como la Bolada N.°2, Ricordanza, la Galopa cromática o el Vals Mefisto? ¡Composiciones estas, pretenciosas, huecas, pobres de modulaciones, vulgares de ritmos, pesadas, aburridoras; muy aburridoras como esa Ricordanza que para escucharla debemos poseer la santa resignación y paciencia de una estatua. Ahora ese famoso vals Mefisto!: Colocarse debajo de un puente y sentir el paso del tren de carga equivale a escucharlo. Por otra parte tiene un nombre pretencioso: “Vals Mefisto”, el diablo no es tan tonto para entusiasmarse y bailar semejante paparrucha.

A. A.