El Parasitismo Demócrata

Con el fin de condenar el bolsheviquismo, un senador demócrata ha hecho en el Senado la apología de su partido, lamentando que el Pueblo no preste su concurso a esa agrupación política. Alguien le envió un folleto bolshevique, que fué encontrado interesante por el señor Senador; más perdió este carácter cuando, al reimprimirlo, su autor le agregó sentencias como éstas: «La ley de la propiedad es criminal: debe abolirse; «Militares y frailes son los mayores zánganos de la humanidad; «Toda fortuna es obra de la explotación y usurpación: por consiguiente, no hay fortuna honradamente amasada.» Estos pensamientos, que dicho sea entre paréntesis son grandes verdades, sacaron de quicio al honorable Senador, y le hicieron exclamar indignado: «Estas ideas que estimo disolventes y demoledoras de todo estado normal, las rechazo desde el principio a su fin y formulo mi más enérgica protesta por el procedimiento que se ha escogitado (poner su nombre en el folleto) para engañar a los que no me conocen de cerca, o para extraviar el criterio de los que ignoran que el Partido Demócrata, a cuyas filas pertenezco desde su fundación, es partido de orden que ama y respeta las instituciones patrias; y que se precia de marchar con los que van a la vanguardia colaborando a la grandeza de la República y a la felicidad de sus conciudadanos.» Creemos que no hay hombre de bien que esté engañado sobre la personalidad del señor Senador. Es uno de los tantos vividores de los partidos burgueses, de aquellos que sin produción otra cosa que descalabros y ruina para la gente que trabaja y produce, viven, sin embargo, en una abundancia y prosperidad que en justicia no merecen. Es un parásito como los otros, eso sí catalogado con distinta etiqueta. Con la fraseología peculiar de los politicastros de oficio, con esa literatura de ropa hecha, llena de lugares comunes, el Senador demócrata dice que su partido, es un partido de orden, que ama y respeta las instituciones patrias y tiene a honra marchar con los van a la vanguardia colaborando a la grandeza de la República y a la felicidad de sus conciudadanos. ¡Música, pura música de circo, señor Senador! ¡Un partido de orden! No hacia falta que lo dijera. El orden burgués, que tan gratos pasares procura a sus explotadores, es el mismo orden que lleva el luto, el llanto y la desesperación a los cuatro quintos de los hogares chilenos! Este orden tan cantado por sus usufructuadores, es una causa permanente de desorden por las injusticias que entraña. Se enorgullece el Senador demócrata de que su partido marche hombro con hombro con los que van a la vanguardia colaborando a la grandeza de la República y a la felicidad de sus conciudadanos. Dime con quién andas, y te diré quién eres dice un proverbio. El Partido Demócrata ha ligado su suerte a los partidos burgueses, ya en la Alianza, ya en la Coalición, en cuya honrosa compañía ha traído al país a la envidiable situación presente en que la grandeza de la República y la felicidad del Pueblo se dan la mano!..... ¡Oh situación envidiable! Coged los huevos que sobran a una gallina después de empollar, y agitadlos un poco ¡Suenan a huero! Asimismo suenan las palabras de los politicastros. Comparadlas, cotejadlas un momento con la realidad de los hechos, y veréis cuán mentirosas son! El Partido Demócrata es el pinche de cocina de los partidos burgueses. Es el que se encargar de devorar las sobras de los platos...... Los grandes puestos de la Administración están desde antaño acaparados por la gente decente, por la burocracia opulenta de los partidos históricos. Para los advenedizos de 1887, sólo restan las «sobras». Pero estas sobras suelen ser a veces suculentas para las modestas aspiraciones de los postulantes. Los pinches se dan por satisfechos con cualquier puesto, con tal que tenga renta. Los cargos menudos de la Administración, así fiscales como municipales, están siendo acaparados por ellos; y parecen no ejercitar otras actividades que ir a caza del empleo. De aquí se deduce que la razón de ser del Gran Partido Demócrata es convertir a sus hombres más representativos en ventosas succionadoras del presupuesto! Toda otra función de ese organismo ha caído en atrofia. Así se explica que sus hombres dirigentes, los que hablan a menudo de moralidad y de cultura, no hayan jamás podido extirpar el vicio en sus centros políticos y sociales. EL senador demócrata que ha hecho en el Senado la apología del partido, no podrá desmentir hechos que son públicos y notorios. Si en Chile se cumpliesen las leyes, los centros en que se reunen sus correligionarios, hace tiempo ostentarían herraduras en sus puertas, por no responder las actividades en ellos desarrolladas a la decantada moralidad proclamada por el señor senador.

El orador ha sido lógico al condenar la doctrina bolshevique. Dentro de ese regimen los parásitos no pueden prosperar. El bolsheviquismo es un medio poco apto para dar nacimiento a los hongos, y un árbol en que difícilmente puede prender el quintral. Hemos oído decir que cada miembro de la comunidad bolshevique debe hacer su propio pan; lo que, traducido a buen romance castellano, equivale decir: «el que quiera comer, que trabaje». ¿Qué harían su señoría y los suyos en el régimen bolshevique? ¡Ah! ¡Buscar empleos!

M. J MONTENEGRO.