CANCIÓN DE LA FIESTA

Hoy que la tierra madura se cimbra en un tambor polvoroso y violento van nuestras jóvenes almas henchidas como vela de un barco en el viento.

 

Por el alegre cantar de la fuente que en cada boca joven se asoma; por la ola rubia de la luz que se mueve en el frutal corazón de la poma,

 

Tiemble y estalle la fiesta nocturna y que la arrastren triunfantes cuadrigas en su carroza, divina y desnuda. Con su amarilla corona de espigas.

 

La juventud con su lámpara clara puede alumbrar los duros destinos, aunque en la noche crepiten sus llamas su lumbre de oro fecunda el camino

 

 

 

Tiemble y estalle la fiesta. La risa crispe las bocas de rosa y de seda y nuestras voz dulcifique la vida como el olor de una astral rosaleda.

Hombres de risa vibrante y sonora, son los que traen la fiesta en los brazos, son los que llenan la ruta de rosas para que sean más suaves pasos.

 

Y una canción que estremece la tierra se alza cantando otra vida mejor en que se miren el hombre y la estrella como se miran el ave y la flor.

 

Se harán agudas las piedras al paso de nuestros blancos y rubios efebos que seguirán con los ojos en alto volcando siembras y cánticos nuevos.

 

Tiemble y estalle la fiesta. Que el goce sea un racimo de bayas eximias que se desgrane en las bocas más nobles y que fecunde otras bellas vendimias.

Pablo Neruda.

 

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