EL CARTEL DE HOY

En el ambiente lóbrego y nauseabundo del albergue, resonó extrañamente la voz del harapiento: “¡Compañeros: el capitalista no tiene patria, el capitalista es internacionalista cuando se trata de defender sus intereses o los de sus cómplices! Y para convenceros no tenéis sino que analizar nuestra situación. Allá lejos, en una ciudad que no conocemos y donde se habla un idioma extraño, se reunieron unos cuántos empresarios y acordaron hacer el monopolio de nuestro oro blanco, del salitre; así nació el Pool. Después estimularon la ambición de sus cómplices, los capitalistas chilenos, para subir el precio del abono, que no podrían bajar sin su autorización. Y todos ganaron millones. Pero en otro país hambreado por la guerra, que también fue engendrada por el capitalismo, hicieron salitre artificial a más bajo precio, el cual compitió con el nuestro hasta quitarle su mercado, pues el Pool no bajaba ni un centavo nuestro abono, cegado por su apetito insaciable de oro. ¡Y el Pool se alzó ante la conciencia del Mundo como una bestia apocalíptica que impedía el trabajo de los hombres de la pampa! Pero los obreros, al ver a sus mujeres con los senos secos manando sangre en vez de leche al ser exprimidos por los hijos famélicos, se rebelaron y corrieron a las pulperías a buscar pan, más se estrellaron con las bayonetas esgrimidas por proletarios uniformados que obedecían las órdenes del Gobierno! ¡Los dirigentes de Chile regaron con sangre de chilenos la pampa salitrera para resguardar el dinero de los extranjeros! ¡¡He ahí el patriotismo de los capitalistas: asesinan a sus conciudadanos hambrientos para enriquecer a los extranjeros!! ¡¡El capitalismo es internacional y para derrotarlo tenemos que organizarnos internacionalmente los trabajadores!! Y hoy se nos ha tirado aquí entre la mugre, los parásitos y las epidemias. Y aquí estaremos pudriéndonos hasta que los capitalistas extranjeros digan otra cosa. ¿La soberanía de nuestra patria independiente? ¡Ja! ¡ja! ¡ja! Nosotros los hombres del país más rico de la tierra, viviremos hambreados mientras pisamos oro, hasta que los extranjeros que nos gobiernan con el Pool y otras armas no digan otra cosa. El guardia del albergue impuso silencio y se llevó al harapiento, que al día siguiente fue declarado reo por subversivo y antipatriota al ser encerrado en la Cárcel Pública.

JUAN GUERRA.