TROZOS SELECTOS

No es bueno decir que cuando no haya más clases privilegiadas, el gobierno no podrá ser otra cosa, que el órgano de la voluntad colectiva; los gobernantes constituyen ellos mismos una clase, y entre ellos se desarrolla una solidaridad de clase, mucho más poderosa que la que existe en las clases fundadas sobre privilegios económicos. Es verdad que todo gobierno es siervo de la burguesía, pero no precisamente porque es gobierno, sino porque sus miembros son burgueses; por otra parte, en cuanto es gobierno, como todos los criados, engaña a su patrón y lo roba. El que está en el poder quiere permanecer en él y quiere a cualquier precio hacer prevalecer su voluntad, y puesto que la riqueza es instrumento eficacísimo de poder, el gobernante, si no abusa también y no roba personalmente, fomenta a su alrededor el surgimiento de una clase que le deberá sus propios privilegios y que estará interesado en su permanencia en el poder. Los partidos del gobierno son en el campo político lo que son las clases previsoras en el congreso económico. Propiedad individual o poder político, son los dos anillos de la cadena que oprime a la humanidad... No es posible libertarse de uno sin libertarse del otro. Abolid la propiedad individual sin abolir los gobiernos y aquélla se reconstituirá por obra de los gobernantes. Abolid el gobierno sin abolir la propiedad individual, y los propietarios reconstituirán el gobierno. Cuando Federico Engels, talvez para resguardarse de la crítica anárquica, decía que desaparecidas las clases, el Estado propiamente dicho no tiene más razón de ser, y se transforma de gobierno de los hombres, en administración de las cosas, no hacía más que un juego de palabras. Quien tiene el dominio sobre las cosas, tiene el dominio sobre los hombres; el que gobierna la producción, gobierna a los productores. El problema es éste: o las cosas son administradas según el libre pacto de los interesados, y de los interesados mismos, y entonces existe la anarquía, o son administrados según las leyes hechas por los administradores; y entonces existe el gobierno, el Estado, y, fatalmente, se vuelve tiránico.

E. MALATESTA.

Vivir para conservarse, está bien. Vivir para darse, es mejor. Todo goce perfecto consiste en expandirse y en reintegrarse, por comuniones continuas, en el Pan universal del cual no nos ha separado la evolución sino para hacerlo, por medio de nosotros, más grande y mejor. El hombre toma así los destinos de la tierra en sus manos y, cediendo al eterno deseo de vibrar al unísono de los demás, buscando perpetuamente la felicidad en nuevos contactos de su “yo” más completo con el universo ensanchado, corona al Gran Pan con un organismo social de justicia y de amor, que su sueño le hace ver de ideal belleza.

G. O.