El Cartel de hoy

Ese acuerdo lo hemos sentido como una cosa repugnante y viscosa cayendo sobre nosotros.

Es lo viejo, lo decrépito lo que viene a herirnos. Repugnante como la baba libidinosa de un viejo manchando la carne blanca y virgen de una joven; la incomprensión, la impotencia caduca y ante lo nuevo que se levanta puro y firme. Eso ha sido el pretendido castigo; incomprensión e ignorancia.

Pero no importa. Que los compañeros caídos se levanten; nosotros les tenderemos las manos para ayudarlos.

Después un nuevo esfuerzo contra el viejo armatoste universitario, donde sólo se guarecen podredumbres que hace tiempo reclaman los gusanos de la fosa. No importa que se asusten y chillen los ancianos. La juventud, nuestra juventud, se asfixia. Espacio y aire necesitan las alas para volar. ¡Abajo los templos carcomidos! ¡A la fosa las vejeces podridas e inútiles! La juventud quiere aire y espacio...

P. GERARDO.