FORMAS

1. Ayer y hoy.– He ido llegando a un estado totalmente distinto del de hace algún tiempo; lo que entonces valía para mi hoy no vale, lo que entonces despreciaba adquiere aprecio ahora. ¿Es verdad la verdad? 2. Lo ideal y lo real.– Se vive pensando anhelosamente en la risueña idealidad que nutre nuestra vida. Se llega, a su consecución pero en su lugar se tiene sólo un desencantador ensueño perdido. El espíritu sufre pero reconstruye la fuente de su voluntad de subsistir, y así va sintiendo día por día el renacer de nuevas ilusiones tras la muerte de todas las pretéritas. Hasta que llega un momento en ya no desea ni espera nada, estado de casi una perfecta beatitud. Y entonces el hombre ha muerto. 3. Pequeñas interrogaciones.– Si el hombre nace para morir, si su obra por mucho que le sobreviva, ha de correr la misma suerte, ¿Para qué obrar?: ¿para qué tratar de engañarnos con sombras deleznables? Si la especie ha de seguir hasta lo hondo del futuro perpetuando la carga de dolor que trae desde la sima del pasado, ¿qué derecho se esgrime para autorizar el horrendo regalo de la vida? 4. Nostalgia.– Se siente a veces latir en el recinto íntimo de la personalidad, ante alguna incitación propicia, el anhelo –que es un recuerdo ancestral– de hacer las cosas tumultuosamente, con esa sana libertad del hombre primitivo. Pero hay sedimentos de influencias posteriores que ahogan esa impulsión, y se siente entonces la nostalgia de una bella etapa de desenfado por qué pasó la humanidad hace ya mucho tiempo y que no tiene cuándo volver. 5. La tristeza moderna.– Se han muerto los dioses, a manos de los hombres, sus creadores; se han desvanecido todas las sombras venerables o temibles que eran refugio blando, manso amparo de la vida. Ya, sin el recurso de ninguna consideración ultraterrena, hemos empezado a ver sin velos lo que antes se mantenía piadosamente recatado y esa facultad de ver claro en el conjunto de la vida, ha coincidido con un asqueamiento cada día más grande que experimentemos por todo. Pero ya los mitos están muertos por entero, y no hay potencia que pueda hacerlos revivir . 6. Lo vulgar.– ¿Quién no experimentó nunca jamás, en algún instante de su existencia larga o corta, apacible o accidentada, la tentación de matar para ver cómo se muere, o de matarse para saber qué es la muerte? 7. Símil.– En los anuncios de los antiguos gramófonos aparecía un perrito simpático –un demócrata fox-terrier– oyendo con una expresión rendida y curiosa a la vez la música que surgía del antiestético embudo del aparato –“la voz del amo”–. Hay corporaciones humanas en que se reproduce la tragedia del perro atento y curioso, y en ellas, por medio de órganos resonadores apropiados, los democráticos partidarios, los más humildes soldados de la causa, oyen con dedicación respetuosa una música vulgar – “la voz del amo”. 8. Conformidad.– No cambiaría por ningún bien esta vida mía de perpetuo arquitecto de mi propia personalidad; no cambiaría por ninguna voluptuosidad conocida o desconocida esta enorme de sentirme ascender y descender a momentos, dudar y creer en mí mismo alternativamente. 9. Tratemos... – “Tratemos –decía un maestro a sus discípulos– de vivir en la compañía de la verdad, pues quien está próximo a ella podrá, con palabras de Séneca, llamarse bienaventurado”. “Maestro –le replicó un oyente que había frecuentado la Escritura–; maestro, ¿que es la verdad?” 10. La comedia del amor.– “Cántame una canción”, le dijo una mujer al hombre que la amaba; y él entonces, después de pensar en que sería bueno darle conocer en ella su amor, prefirió cantarle una que no dijese nada de su íntima inquietud. “Gracias”, le dijo la mujer al terminar, y se apartó de su lado sin volver la vista. 11. Lo bello.– Siguiendo a Amiel –que no fue el primero sino el más sintético en decirlo–, se considera hoy el arte (“la expresión sensible de lo bello”) como lo más individual que cabe. Lo bello, por tal motivo, está en nosotros mismos, y nosotros lo donamos en cantidad mayor o menor, en una forma u otra, a las simples cosas que nos ofrece la realidad. 12. Criterios.– Hubo un tiempo en que se creyó que la posibilidad máxima de vida estaba determinada por la sumisión total del hombre al medio; hoy se ve en ese concepto la negación misma de la vida, a la luz de una nueva interpretación que sin duda no es, no puede ser la última palabra en el problema... 13. Divergencias.– Tengo un amigo que me dijo un día: “Todo lo que yo hago me gusta; mis actos, a mi juicio, son perfectos”. Yo le respondí que, por lo contrario, nada de lo mío era a mi gusto bueno y que cada una de mis insignificantes acciones me demandaba largas horas de titubeos y luchas conmigo mismo. Pero hablábamos, sin duda alguna, lenguas distintas, y no hemos podido intimar. 14. Empresa inútil.– Así como el metal no busca el fuego que le ha de fundir, no busques tú el tormento que te ha de purificar: vendrá sólo. 15. En busca de ordenación.– Lo mismo que en el terreno social se repudia por los revolucionarios un orden que no satisface para llegar a instaurar uno nuevo, en la literatura se repudia una retórica determinada, ya poco grata, para guiarse por otra, más acorde con las necesidades de los interesados. 16. La Amistad.– La verdadera amistad comienza sólo cuando los que la practican llegan a ser recíproca y coetáneamente maestros y discípulos. 17. Odisea paradojal.– En la convivencia humana se rompe a cada paso la relación de equilibrio –necesariamente inestable– entre los elementos sometidos a una regla (que lo son todos) y ésta. Aquellos entonces, emprenden la elaboración de nuevos conceptos directivos, que luego han ser suplantados también. Por eso el hombre, al buscar la realización de una norma que imagina mejor que la presente, va siempre al orden por medio del desorden, destruye para construir. 18. Equivalencias.– Los más importantes pensamientos de nuestros días nos llevan a una conclusión que puede expresarse por una igualdad, en el sentido matemático: Paradoja-Verdad 19. Disquisición.– La muerte tiene mucho de religioso, idea que se afirma a cada instante cuando se estudia la influencia que su concepción ha tenido en las religiones todas; y participa de lo religioso en que para concebirla, más o menos integralmente, la ciencia no basta, hay que tener fe. 20. Cifra.– Las escuelas ultraístas, dadaísta, imaginista, creacionista, unaminista, neo impresionista, etcétera, sólo pueden adquirir una expresión sintética –que lo sea más que nada de sus doctrinas– en un “ismo” que no sea ninguno de los aplicados particularmente a ellas. Y ese podría ser el “contorsionismo”. 21. Necesidad sentimental.– Se ha observado en los filósofos la casi precisión de completar sus sistemas filosóficos con proyectos de religiones, que por cierto han fracasado. Este hecho es un verdadero abismo para la razón humana que se cree omnipotente cuando está dominada por impulsiones que escapan a su control. 22. Amor.– El amor nos lleva. y nos trae, nos aparta y nos une, sin plan, sin método, sin norma: hoy creo amarte, amada mía, pero mi pensamiento está lejos de ti, mis deseos no te entienden y mi voluntad no es el lebrel que ayer dominabas con tus ojos.”¿Es cierto que la amo?” me pregunto a mí mismo, ¡y no me puedo responder!... 23. Carnaval.– Un señor a quien conozco tiene unos hermosos lentes diáfanos montados en aros de carey, y por ellos tiene un aire sabio, reposado y magistral. Yo amo esos lentes, y como no tengo dinero para comprarme unos así, un día se los pedí prestados. “¿Para qué los va a usar usted –me dijo–, cuando tiene una vista sana, espléndida?” “Pienso leer a Kant...” –le repliqué. 24. Multiplicidad.– Cuatro o cinco hombres conviven en mi ser íntimo; se unen, a veces, en una voluntad común y solidaria; se apartan, otras, para combatirse con saña e incomprensión; se miran, en fin a momentos, con rencor, con indiferencia, con cariño o con piedad. 25. Ejemplo.– A un hombre le pidieron una vez (no hace mucho de esto) una declaración terminante, decisiva de sus ideas. “Soy anarquista” –respondió sobriamente–.Y por eso le aislaron, como se hace con un leproso o con un animal bravío. No sabían los que así hicieron que no hay en el día de hoy ninguna doctrina, que como las anarquistas; pueda hacer del hombre una individualidad digna, íntegra y elevada, ya que ha recibido como herencia del cristianismo –que al pasar a catolicismo murió– esa fervosidad mística única que hace los mártires en una superación total de la personalidad humana. 26. Incomprensión.–Yo le decía mis palabras con un airecillo banal, a propósito sólo para que ella descubriese cuanto tenían de hondas; pero ella no lo supo. Y luego yo tampoco pude encontrar en sus palabras la intima congoja de que venían palpitando. Como el ensayo fue desgraciado no nos hemos vuelto a hablar. 27. Alegoría triste.– Un trozo de blanco papel fue presa del fuego, que le comenzó a consumir con sus lengüecitas sensuales; el papel retorciéndose anhelosamente, perdió su color, produjo leve brasa, humeó y, por fin, quedó convertido en una simple mueca trágica que barrió el viento dispersándola en partículas. –En los momentos de soledad tiemblo de que el amor haga de mi alma lo que el fuego de aquella blanca hoja de papel consumida en ardores efímeros y vanos. Humo y cenizas tras de las llamas; llanto y recuerdos tras de las ansías... 28. De estilo.– Extendamos a la prosa el sabio consejo de Chénier: Faisons des vers antiques sur de pensers nouveaux... 29. Definición.– El olvido es la felicidad. 30. La barrera.– Una forma ceñida, justa, breve, cuando el ánimo no está facundioso; y si no, crespa y exorbitante, con una frondosidad talmúdica... El que no escribe cree que es el único camino abierto ante el escritor, el de la sujeción absoluta al tornátil deseo interior; pero el que así piensa no sabe lo difícil que le es al hombre ser sincero consigo mismo. 31. Preocupación ética.– Algunas personas que quieren hacer creer que ninguna preocupación ética les desvela, con sus proposiciones negativas van deslindando su campo ideológico al respecto. Sin gran esfuerzo se puede definir pronto su posición y dejarla en descubierto fácilmente. Hay fenómenos ineludibles, que dominan a los propios empeñados en superarlos; la ética, sería uno de ellos. 32. A modo de envío.– He pensado en muchas personas al escribir estas líneas, y a muchas aludo en ellas, pero dedicarlas a todas las que se presentaron en mi memoria mientras las escribía, sería partir demasiado el flaco presente...

Raúl Silva Castro.