El Cartel de Hoy

Así la vida actual. El obrero creador dando vuelta a la máquina con la pasividad del mulo que da vueltas alrededor de la noria, mientras su organismo se aniquila en la sombra, sin que el sol incendie en un beso de luz su cuerpo escuálido, cuerpo automatizado por la labor regular y continua, cuerpo sin dinamismo para otra cosa que servir al amo, cuerpo de esclavo, ruedecilla insignificante de un minúsculo engranaje de la gran máquina estatal! Y manejando la máquina y cosechando el producto total: el burgués parásito, hinchado como un pulgón glotón, amasando oro con el sudor y la sangre de los que trabajan, con las lágrimas y los quejidos de los que mueren en la brecha de la labor creadora! Y así la humanidad desciende. La individualidad burguesa se degenera: intoxicada con venenos enervantes, agotada por la lujuria mercantilizada, abotagada por el placer grosero y bestial. La individualidad proletaria se degenera también: extenuada por la fatiga y el insomnio, aniquilada por el ayuno forzoso, apolillada por todos los virus. ¡Descendemos, descendemos, descendemos! ¿Hasta, dónde? ¡Tú marcarás la hora, proletario! El placer esteriliza la inteligencia del burgués que te oprime; tu dolor fecundizará la vida! Y entonces...

JUAN GUERRA.