EL MOVIMIENTO CONTRA LA REFORMA UNIVERSITARIA EN ARGENTINA.

Sin hacernos solidarios de las ideas sustentadas por el autor, publicamos el presente articulo, porque en el se refleja la opinión de un grupo—una minoría, en verdad—de Universitarios chilenos acerca de la reforma universitaria Argentina.

Hemos seguido paso a paso la evolución de la reforma universitaria de la Argentina. Hemos sentido vibrar nuestros corazones al unísono con ella. Hemos sufrido o nos hemos llenado de gozo cuando ella ha sido victima de dos ataques de adversarios o cuando sobre ellos ha triunfado. Su causa fue nuestra causa. Y, hasta ayer, nuestro más profundo anhelo consistía en ver implantados en nuestra petrificada universidad de San Felipe los principios básicos de la renovación universitaria iniciada en Córdoba en 1918. Es evidente que en la gran mayoría de los casos, los movimientos colectivos de orden espiritual observados desde la distancia sufren una deformación hiperplástica. Los contornos de la escena desaparecen un una misteriosa penumbra. Las líneas violentas, los ángulos atrevidos, las pinceladas aberrantes atenúan su energía, su ímpetu, su dislocación artística. Y el distanciamiento mejora el conjunto, hace resaltar los grandes matices y purifica la percepción estética. Considerada desde el punto de vista indicado, analizada con criterio ecuánime y sereno, observada desde aqueste lado del Ande, la reforma universitaria Argentina nos conduce a la inevitable conclusión de que es un movimiento bien intencionado. Y nada mas. En realidad, le damos esta denominación a falta de otra mejor, así como llamamos “un buen hombre” al que no tiene otras cualidades dignas de ser mencionadas. En la denominada Revolución universitaria del año 1918 hay más lírica grandilocuente que labor efectiva, más diluvios logorreicos que hechos constructivos. Y esto es tan evidente que los mismos camaradas Argentinos—cuya visión es más optimista Que clara—han reconocido que los frutos no han correspondido a las halagüeñas ilusiones que forjaron sus mentes juveniles. Y si hemos de juzgar por la evidencia de los acontecimientos, no podemos menos que confesar que la reacción que la de una monumental fachada de yesos y telones expuesta a la acción del viento y de la lluvia. Cinco largos años han tardado en comprender los camaradas Argentinos que la reforma universitaria de que tanto se enorgullecían y de la que tanto hablaban y hablaban, había sido construida sobre un terreno falso. Y ahora, cuando el edificio bambolea, cuando la magnifica decoración universitaria amenaza venirse al suelo, los colegas transandinos, en vez de estudiar las causas fundamentales. De la crisis de la reforma, ponen el grito en el cielo. Y claman que no les arruinen sus decoraciones, que no les sacudan las telarañas(que ellos llaman postulados básicos de la reforma) sostenedoras aparentes del agrietado artificio. Porque, es necesario que, de una vez por todas, los camaradas argentinos digan la verdad desnuda: la reforma va hacia un fracaso ineludible, fatal, irremediable; y la crisis no la están produciendo los reaccionarios alvear, los sacristanes marcó, ni los traidores delatorre, ni los jesuitas de la Pista, del litoral y de Córdoba. No. La crisis la están provocando la ineptitud de la masa universitaria Argentina y la influencia perniciosa de la organización social en que las universidades se desarrollan. Dos factores fundamentales determinan las condiciones morfológicas y funcionales de un organismo vivo, como es la universidad. Por una parte tenemos la célula, la unidad biológica, o sea el estudiante, y por la otra tenemos el medio, el ambiente en que un organismo pluricelular, la universidad desarrolla sus actividades. Y por leyes biológicas incontrarrestables, por un determinismo rigurosamente científico las universidades han de adaptarse al medio ambiente. Y por ello se explica que cualquier universidad establecida en países de estado de barbarie (como Uganda, Chile, etc.) tiene que ser irremediablemente mala; y por ello se explica que las de regiones que empiezan a salir de la barbarie(como Persia, Argentina, etc) sean universidades mediocres y que las de países semi civilizados (como Holanda, Francia, etc, sean universidades a las que se puede ingresar con la seguridad de que, por lo menos, no se va a salir de ellas más ignorantes ni más desorientado que el dia de matricularse. Es innegable que cuando la unidad biológica fundamental,—en este caso, el estudiante universitario—esta morfológica y fisiológicamente mas evolucionada, el medio que la rodea tarda mas tiempo en influir sobre ella. Pero en el caso particular a que nos referimos, las células, los universitarios Argentinos, eran, embriológicamente consideradas, células primitivas, indiferenciadas, sin caracteres propios. Y el ambiente, la sociedad capitalista Argentina, tan inteligentemente gobernada por el cernícalo de Marcelo T. Alvear, tiene todos los defectos inherentes a un régimen en que predomina, sin contrapeso, la explotación del hombre por el hombre y en que falta el libre acuerdo indispensable para el completo desarrollo de la personalidad humana.

Decíamos en un comienzo que la reforma de 1918 era un movimiento bien intencionado. Pero, desgraciadamente, es un movimiento estéril, inútil, desperdiciador de energías y entusiasmo. La verdadera reforma universitaria debió comenzar con el cultivo de los estudiantes mismos, con la formación de personalidades conscientes, de hombres. La masa amorfa estudiantil, el protoplasma universitario, debe diferenciarse en células nerviosas, en fibras maculares, en leucocitos y no continuar, como hasta el presente, segregando mucina para hilar la baba con que han de tejer el birrete profesional, el ansiado titulo de medico, de ingeniero o de farmacéutico que les permitirá ganar dinero, engordar y casarse con una ingenua provincianita. La verdadera reforma universitaria debe iniciarse —esta parte la han comprendido claramente los estudiantes organizados de Chile—con la modificación del ambiente en que se desenvuelve la universidad. Es necesario modificar el injusto régimen capitalista que nos rodea y nos asfixia. Precisa luchar por el advenimiento de una sociedad mejor, en que el hombre pueda desarrollar libremente su vida física, intelectual y moral. Debemos coordinar las individualidades divergentes e incorporar Al proletariado a la sociedad moderna dentro de los principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad. En una palabra, debemos contemplar el aspecto psico-fisio-patológico del problema y preconizar la destrucción del ignominioso sistema capitalista, actual, que impide e impedirá todo intento de verdadera reforma universitaria. Esto es lo que debemos hacer, camaradas Argentinos.

R. A. Gutiérrez.