EL MATONISMO PARLAMENTARIO

I

Los parlamentarios ya no discuten. Se han persuadido de que la palabra no lleva el convencimiento a ninguna parte. Saben que un chopazo bien dado vale muchísimo más, como argumento, que el más elocuente de los discursos. Demóstenes y Cicerón cayeron en falencia, para dar paso al matonaje pugilístico. En el match entre el Chopazo y el Verbo, va venciendo el Chopazo... Los Diputados no discuten: pegan. La controversia razonada cede su puesto a la contundencia del puño. El ciclo de la elocuencia hablada tiende a cerrarse; pero se insinúa el otro, el de la elocuencia agresiva... Deseamos ardientemente que el golpe se generalice, para que el Pueblo aprenda a usar por sus manos el nuevo agente de la convicción, el único razonable al fin de cuentas. Pegar duro y tupido, he ahí, en síntesis, la nueva argumentación...

II

De aquí en adelante no se preguntará a los parlamentarios si tienen buenas razones en pro de una tesis cualquiera, ora sobre el Banco del Estado, ora sobre el Ministerio de Agricultura, ora sobre el Protocolo. No, no; ser perdería el tiempo. En cambio se les preguntará si han recibido lecciones de box, de jiu-jitsu, o si han comprado manopla... La brutalidad de los tiempos que vivimos, ha exaltado a la fuerza bruta a la categoría de axioma político, social y hasta jurídico... Un palo o un bofetón, dados o recibidos en el Parlamento, tienen la virtud de ocupar el comentario público por espacio de varios días. No son como la pedrada o el bofetón populares, con que liquidan sus disputas dos modestos ciudadanos en el nacimiento de una calle atravesada... Estos pasan desaparecidos. La monotonía parlamentaria pida abrir estos paréntesis que prestan viveza y animación a los debates, y dan, por otra parte, algo que ganar a médicos y boticarios, y a veces a las lavanderas...

III

Pueblo: ahí tienes una lección de cosas que debes aprovechar. Oligarcas y burgueses se han persuadido de que la palabra no se ha hecho para convencer al adversario. De mucho mejor efecto que la palabra es un golpe maestramente aplicado. ¿Cuándo te convencerás tú, también, de esta verdad? ¿Cuándo cogerás el Voto, la Ley, el Derecho y los arrojarás en la letrina? Mira. Cuando alguien te infiera agravio, no reclames al policía, ni vayas tampoco a demandarlo. Perderás tu tiempo. La Ley no se ha hecho para ampararte, sino para amarrarte... Muéstrale tus puños y aplícaselos donde más le duela. Eso no es cristiano pero es humano... y sobre todo conveniente, porque lo convence a uno de que el Derecho sin la Fuerza es un mero sentimentalismo. Si alguien te saca un ojo –(las uñas capitalistas se agitan diariamente cerca de tus orbitas)– sácale tu, si puedes, las tripas! ¿Cuándo aprenderás esto? Haz lo que hacen los Diputados. Ellos tratan de convencerse a golpes. Tú debes hacer lo mismo. Nada de peticiones. No des ni recibas votos. Nada de reclamos que caen en el vacío, y no sirven sino para ponerte en ridículo... ¿No ves al Presidente de la República? Si alguno se atreve a denunciar su figura moral amorfa, su política negativa, contradictoria y anodina, S. E. se escupe las manos y le obsequia dos chopazos oficiales, o, por lo menos, lo tapa a desvergüenzas, también oficiales... ¡Haz lo que hace el Presidente! ¡¡El golpe ante todo y por sobre todo! Si el burgués explotador te da poco salario cámbiale el agua del bautismo por otro bautismo de chopazos... Si el patrón te roba o te trata mal, ¡patadas con él! De ser así, yo te aseguro que la cuestión social, sería resuelta sin efusión de sangre, y a lo más con un poco de árnica...

M. J. Montenegro.