El Partido Comunista

La discusión a que ha dado lugar en el seno del Partido Demócrata el discurso del senador Bañados, está demostrando que hay en Chile elementos para fundar el Partido Comunista. En el Partido Demócrata chileno, como en los partidos socialistas del resto de América y de Europa, existe una línea de separación que marca la frontera entre dos tendencias universales: la de los aburguesados, y la de los francamente comunistas. Por extensión, puede también afirmarse que estas dos tendencias divergentes son comunes en Chile al resto de las agrupaciones populares no políticas, estudiantes, organizaciones obreras, centros culturales, de pasatiempo, etc. etc. Es tiempo ya que se produzca una liquidación entre estas dos tendencias antagónicas. Por lo que hace al Partido Demócrata, es necesario que sepamos alguna vez cuáles hombres de ese partido están con el Pueblo, y cuáles están contra el Pueblo. Es necesario que se ponga en claro quienes apoyan el régimen capitalista, y quiénes lo impugnan. Es indispensable que caigan algunas máscaras para que podamos ver las caras tales cuales son, a fin de que termine alguna vez eso de mentirnos democracia detrás de un antifaz. Los pequeños burgueses que campean traidoramente en el Partido Demócrata, diciéndose defensores del Pueblo, a quien explotan, como los otros, ¡que se vayan a servir de rigoletos al campo oligarca, y no sigan engatusándonos. El resto, los que sinceramente aman al Pueblo, y no creen ni por pienso en la macana de las reformas, ni mucho menos en la posibilidad de una entente cordíale entre el Capital y el trabajo -tan utópica como la cuadratura del círculo,- esos formarían la base del Gran Partido Comunista Chileno. El Partido Demócrata y el Partido Comunista deberían estar caracterizados por diferencias bien marcadas y substanciales. Mientras el primero seguiría, como hasta aquí, siendo nacionalista y patriotero, el Partido Comunista sería internacional y tendría por patria el mundo, mientras el Partido Demócrata, como hijo espúreo del Capital, apoyara el Capitalismo, el Partido , Comunista tendería a, la total expropiación de las riquezas para ponerlas en común, bajo la égida del Estado Comunista. De más está decir que el Partido comunista debería, como primera medida, ponerse en relación con todos los partidos comunistas del mundo, y aceptar previamente los veintiún puntos que sirven de base a la Tercera Internacional de Moscú.

En cuanto a las organizaciones no políticas, como la Federación Obrera, Federación de Estudiantes, Obreros de Imprenta, Obreros en Calzado, etc.; etc.; así como las organizaciones de provincias, debiera presidir en ellas un espíritu de mutua tolerancia, a fin de evitar escisiones. Los miembros de estas corporaciones que simpatizaran con las ideas comunistas, tendrán libertad para ingresar al Partido, respetándose su fuero interno como un caso de conciencia. Con esto no se haría nada más que sancionar en el hecho lo que existe en estado latente en todas las organizaciones. Aunque parezca paradojal, sostenemos que en el Partido Comunista tendrían cabida los que creen en la eficacia de la acción política, como los que creen en la eficiencia de la acción directa. Unos y otros pueden laborar de consuno en la acción común. Los unos, yendo al Parlamento a destruir el Parlamento; los otros, valiéndose de la huelga, el boycott, el sabotaje, y de todos los medios que tiendan a la destrucción del Capitalismo. Los que no cabrían en el Partido Comunista serían los indiferentes, aquellos partidarios de la estática, aquellos que esperan el bocado cocinado por ajenas manos sin más trabajo que engullirlo. Las Convenciones del Partido Demócrata y de la Federación Obrera se acercan. Ellas seguramente nos darán tema para volver sobre este mismo asunto. Entretanto, creemos que no está de más ir preparando los ánimos para esta posible y trascendental evolución.

M. J. MONTENEGRO.