Sobre la Esencia del Militarismo

Fué poco después de la revuelta de Berlín en Marzo de 1919, dominada por Noske con ayuda de la camarilla reaccionaria de oficiales, cuando yo volvía de Braunchweie hacia Berlín. La conversación, en el vagon repleto, giró, naturalmente, hacia los últimos acontecimientos de la capital. Me llamó la atención un hombre que participaba apasionadamente en la discusión y que, según mis observaciones, resaltó ser un antiguo oficial que había perdido su puesto con la revolución. Ante una observación que yo dejé caer en la conversación se dirigió bruscamente a mi, diciéndome: “Señor mío: parece que Ud. nunca ha comprendido el significado colectivo del militarismo. Hombres como Klausewitz y Molcke a cuyo lado podemos también colocar a Ludendorff, no sólo eran grandes generales sino también pedagogos del pueblo en el más alto sentido de la palabra. Para poner en movimiento una máquina de millones de miembros que responda al primer movimiento de la palanca, no basta solamente la disciplina militar ordenada del cuartel. Se precisa, en primer lugar, una transformación completa y sistemática del pensamiento nacional en el sentido de los principios militares”. E1 hombre tenía :razón. Hemos conversado todo el tiempo, hasta nuestra llegada a Berlín sin que uno pudiera convencer al otro. Este ex-oficial había concebido la naturaleza intima del militarismo mejor que la mayoría de sus contradictores pacifistas. El militarismo no es equivalente a la existencia de ejércitos armados. Es más: en el hecho es una situación espiritual determinada que descansa también en un primer pie de educación determinada. Es la comprensión del pensamiento humano en la forma rígida de una plantilla muerta, la exclusión sistemática de todas las reacciones expontáneas del cerebro, la represión del espíritu hasta anularlo. Militarizar es mecanizar las sensaciones, degradar al hombre hasta autómata., hasta máquina. No en balde se cultivaba en el viejo régimen de Alemania, la marcha de parada con tanto cuidado. Los críticos del sistema militar prusiano, .a menudo, han hecho irrisión del paso de parada de los alemanes y han declarado que tales experimentos provenientes del gusto pervertido de déspotas sin conciencia, no tenían nada que ver con la capacidad guerrera de un ejército. Pero tampoco era ese el propósito del ejército. Era mucho más el de reducir todas las sensaciones a un movimiento automático del cuerpo del modo más completo. El hombre se transformaba en un aparato mecánico, en un títere yerto que fuera conducido al objetivo deseado, del bozal. De esta manera se ahoga en el hombre el sentimiento más preciado, el sentimiento de la responsabilidad personal por sus acciones y convierte la obediencia ciega en un principio superior. Solo de este modo puede explicarse el hecho lamentable de que el soldado esté listo para ejecutar cualquier crimen, sin reflexión, aunque sea el más horrible, siempre que se le haya ordenado. Ha perdido el instinto de la responsabilidad así como Pedro Schlemihl, su sombra . No es responsable por sus hechos más de lo que es el cañón que lanza el proyectil mortífero al campo enemigo; responsable es la mano que pone en movimiento al autómata para el golpe mortal. El “poder supremo” ante quien se siente herramienta y a quien abandona toda la responsabilidad de sus acciones. Esta es la sustancia propia del militarismo y su significación aborrecible para la especie humana.

RUDOLF ROCHKER