EL CARTEL DE HOY

MATERNIDAD

Los niños! He aquí lo único nuevo sobre la tierra vieja. Gracias a ellos; marchamos, talvez cansados, pero no tristes; seguros de que en nosotros no acaba todo, que hay algo más que viene: repetición más fuerte de nuestro golpe en el yunque, audacia fresca, acero más claro y más agudo. Vivir es correr la sombra, ganarle campo a la muerte, limpiar de dudas la frente del destino. No solo nuestro cuerpo cae, a la foza: cae también nuestro mensaje, la carta, el sobre sellado en que llevábamos una palabra certera al porvenir confuso. Allá íbamos y aquí caímos. Terminó todo?.. . A esta pregunta, las madres responden:! no! Por arriba de vosotros, caídos en los caminos, pasarán nuestros hijos; fuerzas nuevas, mensajeros de refresco, sobres en que estampamos, como lacres candentes, nuestros besos. Los niños! Vista, tranqueada, del mar al cerro, del bosque al valle, la tierra vieja, que otra cosa puede interesarle al vagabundo que ellos?... Y los buscamos en Chile a vuestros nenes, mujeres. Búsqueda vana, parece, pues que nos dicen que poco menos, o casi todos de los que os nacen, mueren. La peste, el vicio, los siegan en gérmenes, Al punto que ya no son más pañales ni cunas que preparais cuanto estais en cinta, sino mortajas y cajones fúnebres. Oh, señor! Sí esto es verdad, todo lo demás que vemos es una sola mentira. ¡Todo! Las flores de vuestros labios, las llamas de vuestros ojos, hasta la vibración de vuestras entrañas. ¡Todo! Y sois nada más que náufragos dentro de un tembladeral de espasmos. !Todos! Pero, no creemos, no creemos ! La maternidad es la sola cosa santa que le resta al mundo. Vientre herido es luz cegada, carta rota, última posibilidad de salvación destruída. Y no habiais de saber ésto que saben hasta las bestias del bosque, los reptiles de las grietas y las aves de los cielos! . . . No es cierto que alumbráis para la muerte. Y sí es cierto, son los hombres, vuestros hombres, los culpables. Abandonádles hermanas, Arrancaos de sus lechos, dejad sus casas, sus pueblos, hasta su patria. ¡Idos! Idos a buscar varones que amen más que vuestros sexos: que os amen en vuestros hijos!

R. GONZALEZ PACHECO.