CRÓNICA ESTUDIANTIL

Como se había venido anunciando, el Lunes 2 a las 5 de la tarde se efectuó en el Aula Magna del Liceo de Aplicación la gran asamblea estudiantil destinada a la proclamación de candidatos a la Presidencia de la Federación. Concurrieron a ella no menos de quinientos universitarios pertenecientes a todas las Escuelas, y llamó la atención el crecido número de alumnas presentes. Presidieron la reunión los compañeros Saavedra Varas y Silva Castro. Ofrecida la palabra y después de algunos pequeños incidentes de previa resolución, ella fue solicitada por el compañero Alex Varela para presentar la candidatura del compañero Oscar Schnacke, que aunque surgida a última hora, había logrado despertar vivo entusiasmo entre el alumnado universitario.

El discurso de Varela

Durante el espacio de una hora, más o menos, habló el compañero Varela, explicando al comienzo en extensas consideraciones los factores que han determinado, a su juicio, el actual empobrecimiento en la vida mental y material de la Federación, y la ausencia de verdaderas personalidades de su seno. Entrando después al verdadero objetivo que se había propuesto, expresó que le iba a ser fácil, en verdad, presentar al compañero Schnacke, aunque no ocurriría lo mismo si se tratase de otros candidatos, como que él se reconocía sin facultades de novelista para asignar a personajes recién llegados, virtudes y merecimientos que a lo mejor no poseían en la realidad … Dijo que para ello le bastaría asomarse un momento a la vida rica y ardiente de Schnacke— toda entusiasmo, acción sostenida, enérgica audacia, viva pureza— y glosarla brevemente enseguida. Recordó después la actuación estudiantil de este candidato, desde los viejos tiempos de Labarca; su laboriosidad en los policlínicos; su cruzada de divulgación doctrinaria en los centros obreros de las ciudades y de los campos; su decidida actitud frente al inmenso movimiento de reforma Universitaria, que culminó con el atrabiliario acuerdo de su separación de las aulas de la Universidad; su viaje de exhilado al otro lado de los Andes, envuelto en el prestijio semi-romántico del perseguido por ideas; su activa convivencia espiritual con las juventudes de Uruguay y Arjentina, y finalmente su regreso al país, a solicitar ahora un puesto de labor en la avanzada. Expresó Varela que, como se veía, esta era una vida ejemplar de muchacho, encendida de amor y de fe, y que difería en realidad bastante su caso del de otros que solo a última hora, cuando están ya próximos a recibir su cartón universitario, y movidos sobretodo, parece, por la curiosidad, venían a ingresar a la lucha juvenil a sólo asomarse a ella, seguramente, y a ver qué había detrás de tanto bullicio… Recordó, después, que hace ya tiempo encontró una vez, en una plazoleta, a Schnacke con un libro de Visen— el Brand— entre las manos, y que desde entonces, no ha podido olvidar el recuerdo, acaso porque su propia vida, recta y ardorosa, tiene más de una analojía con la del héroe del poema ibseniano. Le bastará expresar que, a su juicio, más de una vez Schnacke ha dado, en su vida sentido humano a aquellas supremas palabras de Brand: “Mis exijencias son grandes. Yo quiero todo o nada. En un momento de inutilidad, inutilizarás toda tu vida. No debes esperar concesiones de los momentos difíciles ni tener ninguna indulgencia para el mal. Y si la vida no bastase, sería preciso aceptar libremente la muerte”! Después de otras diversas consideraciones, algunas sobre el problema de la separación de Federaciones, terminó Varela expresando que frente a este descenso y empobrecimiento actuales de la Federación, era preciso tener actitudes enérgicas. O se levantaba su nivel de vida hasta el que tuvo en otro tiempo, o se le daba muerte libre, voluntariamente. De otra manera, se estaba corriendo el peligro de que, animal muerto en descomposición, empezase a ser pasto de las aves de rapiña, de fino olfato, que ya la habían localizado. En efecto dito que ya la vida material de la Federación estaba siendo costeada con el dinero político, y que seguramente quienes así obraban no eran dadivosos solo por sentir una noble satisfacción íntima, sino porque conocen muy bien el sentido humano de la fórmula romana “De ut des”… Dan ahora, porque saben que eso les será retornado a breve plazo. Por todo eso, pues, es más premioso actualmente llevar a un estudiante libre a la Federación, y además decidido, capaz en un momento dado, si acaso la agonía de la institución se hace irremisible, de dar encarnación a las palabras afirmativas de Romain Rolland, que dijo por boca de uno de sus héroes: “La vida es una sucesión de muertes y resurrecciones. Muramos, Cristóbal, para renacer”. Las palabras del compañero Varela, especialmente las últimas, fueron recibidas con calurosas manifestaciones de aprobación.

Habla Meza Barahona

Este ex-candidato formuló diversas observaciones sobre variados problemas estudiantiles, entre otras la de que no era conveniente que los universitarios impusieran sus conceptos e ideas en la vida colectiva sino que se limitaran a exponerlos en el recinto de sus respectivas y modestas habitaciones. Se dolió de la gran diversidad de pensamiento que existe entre los muchachos, siendo preferible que todos pensaran uniforme y disciplinadamente.

Presentan a Cruzat

El estudiante de Medicina, señor Martínez, presentó en breves frases al compañero Alfredo Cruzat, cuya candidatura había sido proclamada oficialmente por los Centros de Farmacia y Medicina. Fue desmentido en este aserto por diversos estudiantes.

Habla Bunster

Finalmente, hizo uso de la palabra el compañero César Bunster, que no pudo ser presentado, como se había anunciado por Eugenio González, expresando que por diversas razones él declinaba la candidatura. Dijo que se le había manchado desde otros bandos, con suposiciones bajas, y que él era un hombre altivo e independiente, que había sufrido bastante y había acompañado siempre a la institución con sus deseos y esperanzas. Dijo además que él, sin falsa modestia, podía afirmar que era el más preparado de todos los estudiantes, etc. Después de estas declaraciones y otras más, se levantó la Asamblea. Eran las 7 P.M.