CRONICA DE SACHKA

ALIRO OYARZUN: La tierra, el capricho de los destinos subterráneos levanta a veces seres débiles, tendidos en el plano inclinado de la tristeza. En ellos la vida duplica sus fuerzas delicadas, sus espíritus son perpetuamente tensos como las cuerdas sonoras y están como de viaje, golpeando con el corazón la puerta misteriosa. Haces de edades sumergidas, y anuncios de años próximos, pasan vacilando entre los transeúntes preocupados. De ellos fue Aliro Oyarzún, prematuramente muerto, cuando se buscaba a sí mismo, desesperado de si mismo.

EL ATENEO LLENO DE RATAS: Desde hace mucho tiempo se pobló de roedores, de telas de arañas y de barbas. Cada vez se sumergían más en el rincón, de donde no se debe salir. Al calendario de la tontería sólo le arrancaban las hojas algunas señoras gastrálgicas que acudían con grave descontento de las niñeras. Trepado a una baranda algún ratón roía una lata macilenta arrancándole el peculiar sonido del rasguño.

DEFENSA DE VICENTE HUIDOBRO: Su poesía extrañamente transparente, ingeniosamente ingenua. Con esa pureza del viejo lied del Norte, motivo desnudo, de realización acuaria. Creación, creacionismo, estética nueva, todo eso es fórmula, garabatos, ropa usada. Lo único es el poeta y el camino desde él a su poema. Huidobro, que fresca sensación infantil, de juego atrevido, mezcla del extático hay-kay con el trepidante traqueteo del Occidente.

UNA EXPRESION DISPERSA: Todavía circulan los vehículos, llora una guagua desesperadamente, yo escribo y escribo sin que mi pensamiento me encadene, sin libertarme de las asociaciones del azar. Simultáneamente coinciden con el acto de crear, mil actitudes admirables del ambiente. Ellas entran por dominios solapados en la expresión sensible, ellas facturan secretamente los pensamientos confundidos, ellas condicionan, actúan sobre el resultado de la meditación. ¿Por qué despreciarlas? Ni siquiera desfigurarlas. Hacer que cuanta expresión estimule la realidad, se suceda o se sincronice en el poema. El pensamiento no hace sino eliminar a cada rato las ligazones convenidas para su expresión: baila, se detiene y sin empinarse en trampolines engañosos, apura saltos mortales entre regiones inesperadas. Anudar, vertebrar este contenido imponderable, llenarlo de puentes y candados, ¡ah criminales! Dejo libre mi sensación en lo que escribo; disociado, grotesco, representa mi profundidad diversa y discordante, construyo en mis palabras lo construido por la libre materia y destruyo al crear lo que no tiene existencia ni agarradero sensible.

TOMAS LAGO: ¡Ah, jóvenes compañeros, llenos de fuerza y oscuridad! La selva está cruzada, llena de senderos. Una hoja trizada multiplica la luz del mundo. Ágiles compañeros, presos del supremo placer de entregarse, aprovechad la hora, el minuto que dobla la esquina. Tomás, desigual, delicado, va bordando con ojos difíciles cuanta malla singular le designa el camino. Ágiles compañeros, llenos de fuerza, es la época de los desbordes.