CANCIÓN VIAJERA

La vi pasar con el cortejo de sus ojos; sus labios higo cortado, estaban sedientos de una sonrisa para el forastero, y los cabellos sorbían la luz del verano hasta hacerse un nuevo sol.

Con ella iba mi pensamiento, puro, pero siempre iluso escribía canciones en el oído. Más fue abandonado en media calle como un suspiro. Estoy haciendo de mi vida un mar de blasfemias donde mi corazón se enrosca como una serpiente. Estoy echando en este cubo vacío que hay en el pecho una ansia infinita de quebrar la ruleta de mi vida, lanzando la flecha de mi corazón al blanco del silencio azul. Quiero arrojarme al camino sin principio y fin de la vida para buscar la alegría que se perdió una mañana de otoño. Desde entonces mi corazón a despecho de los otoños, vocea. ¡Compro alegría! y las gentes se ríen como si fuera un delito la estampa de la tristeza

SERAFIN DEL MAR