MADRE NUESTRA

Cuencas vacías.- Esta noche, en los cristales de las ventanas, la luna quebrará sus rayitos de plata y seda para venir a derramarse como un sudario inesperado, sobre sus lívidas desnudeces, sobre sus últimos dolores inmovilizados al hacerse mueca horrible sobre seas rostros; crispación o sonrisa... Y ellos, los pobrecitos muertos, no sentirán sobre sus corazones sangrientos, sobre sus manos yertas y rodantes ahora vertiginosamente hacia la eternidad, la alegría siniestra, la funeraria alegría de la luna ... ¡De sus rayitos de plata y seda esta noche se llenarán sus cuencas vacías! Madre nuestra.- Eres, Tu mano cura la herida incurable. Haces florecer la sangre, florecer la carne de los hombres. Un día tocarás mis manos y sobre ellas sembrarás dos rosas... Más, ¡oh inutilidad de tu llegada! No podré ya ir sobre la tierra esparciendo sus pétalos y morirán allí sobre mi quietud eterna. Amor.- Odios, miserias, quebrantos, pasan como un vendabal sobre la tierra. Más, por sobre todas las cosas grandes, están Tú y Ella... silenciosos. Nada dice y lloras, donde nadie te advierte, la cobardía de los corazones. Odios, miserias, quebrantos; nada son ante la mirada obscurecida por la eternidad... Se extinguen y corno vano lloro se graban en la carne. En ti, como en esa mirada obscura y trágica, todas las cosas se terminan . Y tú eres luz, gloriosa luz de vida. Las palabras.-Si nunca nos diremos las palabras la pena vendrá mañana cuando los caminos aparten nuestras vidas y se haya ido la esperanza de retener los pasos que sin saber por qué nos alejan para siempre. Y lo que pudo ser y florecer sobre la villa, como una angustia de siglos, se irá haciendo dolor en el fondo de todas las horas. Y yo sé que hoy no hemos de decir esas bellas palabras, eslabones de oro . . . Nadie lo prohibe, más, nuestros labios no se abrirán. Lo sé, lo sé... Y si nunca. . . y lloras en el futuro por saberlas has de buscarlas en el seno de la tierra, madre de florecimientos. Y si la nostalgia de los tuyos algún día cae sobre mi vida, sobre las rosas de tu carne iré a buscar el sentido de tus palabras. . .

Julián MORELL.

Escuela de Medicina, 15 XII-22.