El Cartel de hoy

¡Hermanos campesinos: mirad hacia Oriente, en Rusia brilla un nuevo sol! Y pensad en vuestros padres, en vosotros mismos y en vuestros hijos: todos sois eslabones iguales de una cadena interminable... Vuestros padres cultivaron el trigo que daba la harina blanca para amasar el pan de sus amos, mientras ellos comían la galleta de afrecho negro. Vuestros padres gastaron su vida en el campo acumulando cosechas para engordar las talegas insaciables del patrón, que construía palacios fastuosos en la ciudad, mientras ellos se podrían en el rancho obscuro y mal oliente. Vuestros padres ungían gobernantes a los cómplices del explotador a cambio de un trago de alcohol, asesino, y embrutecedor. Vuestros padres tuvieron, a veces, hijas hermosas, los cuales no se unieron con los campesinos sino que fueron violadas por los hijos del hacendado y llevadas a la ciudad para incrementar la carne de prostitución. Vuestros padres aprendieron a emocionarse al oír los clarines guerreros y enardecerse al ver los trapos multicolores y cambiaron el poncho por la casaca, y asesinar sin saber por qué a los campesinos y obreros de otras naciones, azuzados desde su casa por el patrón. Y éste agrandaba los campos de explotación y en cada hacienda construía una iglesia y un cuartel; aquélla para esclavizar la conciencia, éste para esclavizar el cuerpo, mientras que los campesinos que no habían muerto en el campo de batalla, arrastraban sus cuerpos mutilados en los hospicios o mendigaban una pensión, llevando ostentosa y ridículamente en el pecho las cruces de oro, de plata y de cobre que les dieron por matar otros hombres! Vuestros padres vivieron pegados a la tierra, revolviendo con el arado sus negras entrañas o refrescando con el riego fecundante los campos verdes para poder mantener los vicios del patrón; pero no pensaron en nada, y el contacto perenne con la tierra los asimiló a élla, ¡vivieron como terrones!; produciendo y produciendo sin ver que los amos lo devoraban todo, mientras ellos y sus hijos se morían de hambre y frío, ciegas a la verdad y a la libertad. Y vosotros, habéis vivido y vivís como ellos: explotados, embrutecidos y serviles como un buey, peor que un buey: éste siquiera os patea cuando vosotros lo claváis mucho! ¡Hermanos campesinos! ¿dejaréis que vuestros hijos vivan como nosotros y como vuestros padres?; ¿no cortaréis vuestros eslabones en la cadena interminable? ¡¡Mirad hacia Oriente, en Rusia brilla un nuevo sol!!...

IVAN