LAS GRANDES INMORALIDADES DE LA ENSEÑANZA NACIONAL

EL GRAVE ASUNTO DEL SUB-DIRECTOR DEL INSTITUTO AGRONOMICO

Hasta el momento en que trazamos estas líneas el Gobierno, urgido aún por la. amenaza de una interpelación parlamentaria, no ha resuelto nada en el grave asunto suscitado en el Instituto Agronómico de Santiago, contra cuyo Sub-Director se han alzado en masa los profesores y los alumnos para conseguir, de una vez por todas, su separación definitiva del cargo que usurpa. Parece que en su ya larga carrera de funcionario público en el ramo de la enseñanza –cuyas perspectivas han sido criminalmente industrializadas por la inmoralidad torpe de los profesores chilenos–, Echeverría Cazotte, que es el aludido Sud-Director, ha logrado crearse lazos que le atan, en forma que parece indisoluble, al puesto que en la actualidad ocupa contra la opinión casi unánime de sus colegas de profesorado y de la totalidad de los alumnos de aquel Instituto. El cúmulo de cargos que se han formulado en su contra; su alejamiento en mala forma de otros empleos públicos que ha servido; los sumarios administrativos que se han interpuesto a su conducta funcionaria –jamás convenientemente esclarecida–; los ataques reiterados de diversos colegas, de reconocido prestigio y hombría de bien; el pésimo ambiente que se ha formado en torno suyo en el Instituto que sub dirige, tanto entre los alumnos como entre los maestros; los informes desfavorables que ha merecido de comisiones responsables el .estudio detenido de sus actuaciones funcionarias, son todas cosas que le tienen sin ningún cuidado, amparado por quién sabe qué influencias torcidas de políticos sin conciencia ni dignidad. Con razón los estudiantes de Agronomía se han declarado en huelga y, en asamblea verificada el 13 de este mes, han acordado ratificar su acuerdo de mantenerse alejados del establecimiento mientras en él permanezca Carlos Echeverría su mancillador; y, por su parte, los profesores del establecimiento, en Consejo celebrado hace algunas días, tomaran la resolución de declarar que consideraban a Echeverría imposibilitado para desempeñar su puesto, resolución que hicieron poner en conocimiento del Gobierno para los fines del caso. De todos los puestos que ha desempeñado Echeverría Cazotte ha salido con cargos más o menos graves en su contra, sea por falsificaciones de documentos, por inepcia e incapacidad manifiestas, o –lo más corriente– por malversación de los fondos sometidos a su gestión. Por eso no es de extrañar, por ejemplo, que la Oficina Central de Estadística haya podido comprobar que desde que él es agente apícola y profesor de apicultura en el Instituto Agronómico, la producción de miel en el país se haya reducido a un sesenta por ciento de lo que antes era; ni tampoco es una cosa del otro mundo el que, siendo profesar de apicultura, como ya hemos dicho, haya merecido severas críticas a su labor docente llevada en tan mala forma que en 1919 hizo seis clases y sólo tres en 1920, esgrimiendo como disculpa en el primer caso el que la campaña presidencial –que no se efectuó en 1919–, con las inasistencias repetidas de sus alumnos a clase, le había impedido cumplir con su deber elemental y primario; y, finalmente–y para que nada falte en su honrosa carrera–, abandonó su puesto de tesorero del Boletín de la Escuela Práctica de Agricultura de Santiago adeudando a la administración una cantidad respetable de dinero que había malversado. Pero después de todo esto, Echeverría, acaso en premio de su actuación funcionaria, ha sido desde 1913 subdirector del Instituto Agronómico, puesto en que, como es natural, se ha distinguido en la comisión de irregularidades de toda índole, algunas de las cuales pasaremos a detallar.

Según se desprende del texto del folleto que nos ha servido para documentarnos en esta grave cuestión (1), Echeverría Cazotte en su calidad de sub-director del Instituto Agronómico estaba encargado de confeccionar unas planillas de sueldos de profesores y empleados del establecimiento, las cuales pasaban año por año a formar parte de los ítem correspondientes del Presupuesto. Pues bien, Echeverría adulteraba, reduciendo a su arbitrio –y en algunos casos como venganza contra profesores que habían sacado mal a su hijo–, las nóminas sobre las cuales se confeccionaba el Presupuesto. Afortunadamente, estos documentos eran visados por el Director del establecimiento, quien en diversas ocasiones le llamó la atención acerca de las irregularidades que había notado en dicho asunto. En Enero de 1914 los alumnos del Instituto partieron al sur en viaje de estudio, para lo cual se dispuso la instalación de una cantina-restaurante en el vagón que les había de llevar, al mismo tiempo que la dirección del establecimiento acordaba a los alumnos un viático de cuatro pesos diarios. Con lo primero sucedió que Echeverría consiguió gratuitamente la gran mayoría de las provisiones y de los licores que luego vendía a precios exorbitantes a sus alumnos; y respecto del viático, los estudiantes tuvieron que firmarle recibos, antes de su salida de Santiago, por la totalidad de la suma acordada, recibiendo en el curso del viaje menos de la mitad de ella... Como Sub-Director del Instituto Agronómico ha abusado también de su puesto este señor al proceder con el más irritante e injustificado de los favoritismos con su hijo Ladislao, a quien hizo ingresar sin que tuviera quinto año de Humanidades rendido, cuando los Reglamentos exigían ese requisito, y a quien nombró después ayudante de sus propias clases, contraviniendo diversas disposiciones explícitas de las leyes respectivas. No se puede pasar por alto, a propósito de esto, el grave escándalo de la falsificación de la firma de don Carlos Schachtebeck, la cual apareció en una tacha del libro de exámenes en el punto correspondiente a la nota del alumno Ladislao Echeverría, hijo del Sub-Director. Esta firma fue declarada falsificada por informe pericial fechado en Diciembre de 1921 y suscrito por los técnicos Leonidas Garnhan y Ramón Laval. Nuestro deseo de exponer en estas líneas los cargos más importantes que se formulan contra Carlos Echeverría Cuzotte para pedir, con absoluta y total justicia, su separación del puesto que ocupa a pesar de todo, no ha podido ser cumplido en su integridad porque de los textos que hemos tenido a la vista para hacer esta exposición, se desprende una cantidad tal de acusaciones que habrían doblado, sólo con narrarlas, el espacio que hemos pensado llenar en estas columnas. Sí las circunstancias exigen que volvamos sobre esta grave inmoralidad, llena de trascendencia por los caracteres que ha logrado adquirir dentro de nuestro medio el abuso de las funciones y su desempeño ineficaz y dañino, haremos aún algunos comentarios destinados a conseguir el triunfo de esta campaña que con tanta justicia y decisión han emprendido los camaradas de Agronomía que se han hecho acreedores a un entusiasta aplauso por su entusiasmo y entereza en el movimiento que sostienen.

Raúl Silva Castro.– Secretario de la Federación de Estudiantes de Chile.

(1) “A nuestros colegas y compañeros”, por los ingenieros agrónomos señores Augusto Bravo, L. A. Fernández, Juan Duhalde, J. Saelzer Balde, Laurentino Silva y L. Valenzuela. – Santiago, 1922.