VIDA OBRERA INTERNACIONAL

El horizonte de hoy La historia de este siglo estará toda en la historia de sus reivindicaciones obreras. La guerra ha creado una conciencia proletaria universal, hasta ahora desconocida. Despojado de la casaca infamante, el pueblo soldado ha vuelto a unirse al yugo de la explotación burguesa. Necesitaba una lección dolorosa como ésta, y la tuvo. Necesitaba desgarrarse las entrañas en aras de un nacionalismo estúpido, para comprender que su enemigo no era una determinada patria fronteriza, sino los capitalistas de todas las patrias. Esta guerra fraticida ha costado mucha sangre a la clase proletaria. Y este es el precio de una lección que no debemos olvidar. Los voceros de la represión capitalista quieren desfigurar la verdadera realidad de esta lección. Y fingen no ver en esta guerra más que el espectáculo teatral de tres imperios que se derrumbar y de una Nación que se venga de una ofensa pretérita. Pero para el pobre pueblo que se hambrea, por cima del aparato escénico de la política burguesa, está la pavorosa realidad de su condición. Porque detrás de todas las forman de Gobierno, detrás de la monarquía y de la República, el proletariado presiente la mano invisible y despiadada del capitalismo, su irreconciliable enemigo. La clase proletaria mundial despierta hoy a la conciencia de estas enseñanzas. Y se repite una vez más la lucha encarnizada de la luz que quiere invadirlo todo y de la sombra que se resiste. Sabedor el pueblo de lo quo exige y de la justicia que tiene para hacerlo, sabrá también vencer loe obstáculos que se le opongan, con tanta más pujanza cuanto que sobre su horizonte espiritual de hoy está escrita en caracteres rojos aquella palabra de los proletarios de Moscou: “Trabajadores de todos los países: uníos!”

El malestar obrero en España En la Península Ibérica se está gestando actualmente la gran revolución que ha de deponer a la pequeña magestad de Alfonso XIII y a la ralea política que medra a su alrededor. Los contínuos abusos de autoridad que allí se cometen exacerban al pueblo y a los intelectuales. La condena arbitraria de Unamuno, la disolución de las Cortes, los conflictos mineros, de Peñarrova y Riotinto y las agitaciones populares en los centros obreros de toda la Península, son el exponente de que allí los valores políticos y morales pasan por una crisis que se nos antoja definitiva. El espíritu conservador de la vieja aristocracia y el agiotismo burgués, unidos en comunidad de intereses, han concurrido hasta ahora al aniquilamiento de toda tendencia libertaria de las clases socialmente oprimidas. Pero hoy, el poderoso hábito de renovación que sopla sobre el mundo, cristaliza en España en una serie innumerable de conflictos que tienen lugar donde quiera que hay una fuerza obrera organizada. Las últimas noticias que nos trae al respecto la prensa burguesa, dan motivos para creer que dentro de poco la vida económica de España estará totalmente paralizada. En todas las grandes ciudades y distritos industriales se nota intensa agitación social. Ante la inminencia de una crisis nacional, los que miramos desde lejos las cosas de la Península, no podemos menos que congratularnos de la cohesión que se manifiesta en esta acción conjunta de las clases proletarias, ya que para la salvación de España no queda más recurso que el de una revolución depuradora.

UN GREMIO DE CONSTRUCCIONES INGLATERRA Las actividades obreras de Gran Bretaña pasan hoy por una nueva e interesante fase. El movimiento de ideas que tiene por objeto resolver la cuestión social mediante un conjunto de gremios organizados sobre la base de abolición del sistema de jornal llega en estos días a la primera de sus consecuencias prácticas. De la necesidad apremiante de resolver el problema de la construcción de un millón de habitaciones, problema que, planteado por el Gobierno y los capitalistas ingleses permanece todavía sin resolver, ha nacido de parte de algunas uniones profesionales del distrito de Manchester, la idea de organizarse en un gremio de construcciones. Este sistema de la acción conjunta gremial tiene la ventaja, de que resucede prácticamente el difícil problema de la mano de obra. Siempre que ha habido carencia de brazos en el ramo de construcciones ha sido preciso recurrir, para aumentar la cifra de operarios, al contingente de los obreros no especializados. Las uniones profesionales sostienen por su parte que no hay falta de brazos para las necesidades vitales del ramo de construcción de habitaciones, y que todo el próblema consiste en la movilizción conveniente de los operarios hasta obner una obra socialmente ventajosa a la comunidad. Debemos congratularnos, pues, de que las ideas del socialismo gremial hayan pasado del período de la propaganda, -en que hasta ahora se encontraban- al período de la realización. Si el éxito corresponde a las fundadas esperanzas que la idea inspira, los resultados de la experiencia podrían ser inmensos.