SANTIAGO LABARCA

Detenido por la policía en la mañana del Jueves y conducido a prisión.-Lujo de pesquisas.-Maneras de obrar.-Anécdotas.-Una cena original.-Consecuencias

Ya en nuestro suelto de la tarde del Jueves, y además en los diarios rosados del país, se ha dado a conocer la forma, día y hora, en que nuestro compañero Santiago Labarca fué habido y detenido por los temibles sabuesos de la calle Sama. La noticia de la prisión, extendió sobre la ciudad una dosis de interrogación. ¿Cómo y dónde había sido aprehendido Labarca? La leyenda se tejió sincrónicamente y en varias ediciones halagó la curiosidad pública. Según algunos, Labarca estaba tomando helados en una cafetería del centro y un agente que se refrescaba a poca distancia, lo había reconocido por esta frase que Labarca había pronunciado: -“Solo Gumucio me entusiasma”. Segun otros el dato que llevó al triunfo a los doctos policías, habría sido, proporcionado por una dama hermosa y guardadora de ancianos rencores. Al correr de las horas, la verdad única se impuso. Labarca había sido encontrado en su casa familiar, donde, desde hace un mes se dedicaba a las lecturas reposadas, a la factura de intencionadas siluetas publicadas con oportunidad en las revistas gruesas, y finalmente, a acariciar con dignidad y holganza su barba oscura y nazarena. En tanto el ex-Presidente de la Federación de- Estudiantes se dedicaba con toda el alma a la paz del “Home” una cincuentena de expertos, hábiles y certeros sabuesos, repartíanse día y noche, incansablemente, por los barrios apartados y sospechosos de la ciudad, y por las ciudades y pueblos del país, en busca del que, pasados cuatro meses de pesquisa infructuosa, fue detenido el Jueves y llevado a la prisión cuidadosamente.

LA ACTUACIÓN DE LOS PESQUISAS En ésta como en toda ocasión en que se ven los pesquisas obligados a actuar, se hizo lujo de procederes groseros y hostilizaciones inútiles. Desdeñando la respetabilidad de la señora madre del detenido, se violó sus habitaciones privadas, se impidió que alguien fuera en busca de un facultativo para atender a una crisis nerviosa motivada en la sorpresa del hecho, y se desplegó en toda forma una rudeza por todos puntos injustificada.

ANÉCDOTAS Anteriores a la época en que el reposo envolvía a Santiago Labarca, entre las paredes de su casa familiar, es decir, cuando errático y móvil cambiaba de refugios como de corbatas, fué héroe feliz de innumerables escenas dignas de un Zimerí o de un Marinetti. Veréis:

EL TIO RICO DEL SUR En una de las casas en que ocultaba su físico a la mirada inquisidora de don R. Toledo T., hubo necesidad de advertir a la servidumbre y a los niños de la familia, que el huesped reciente, era “Pedro, el tío rico del Sur”... Los niñitos, cobraron simpatías al tío Pedro, que era amable, alegre y cojo, y propagaron felices por la vecindad la noticia envidiable: “Pedro, cojo, el tío rico del Sur”... Labarca hubo de cambiar de domicilio.

UNA CENA CON ASTORQUIZA En el deseo de conocer personalmente al asesino de Gómez Rojas, Labarca se ingenió y logró que el juez Astorquiza y Líbano concurriese a la mesa de un amigo suyo, anciano y respetable. Astorquiza ignoraba que el hombre pálido y de patilla obscura que tenía enfrente fuera Santiago Labarca, el demoledor, el rebelde. Y la cena transcurrió amable entre los - Sírvase Ud. este pollo... -¿Le gusta el plátano? Astórquiza confesó, más allá del café, que su ideal sería apresar al deshonesto Labarca. El cojo sonreía y le otrecía un cigarrillo opiado...

CONSECUENCIAS Apresado Labarca, ¿qué se ha conseguido? Una inmensidad. La justicia chilena se prestigia una vez más. Se ha dado cumplimiento estricto a una orden de prisión ya encanecida, y se justifica en parte el sueldo que los sabuesos reciben a cambio de sus servicios honrosos. Lo dicho: una inmensidad.