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Acerca del socialista Millerand El senador Juan Enrique Concha Subercaseaux es también sociólogo. Está especializado en la legislación del trabajo. Hablando en el Senado el 4 de Noviembre ante numerosos senadores que también dominan la cuestión social dijo: “Millerand, cuyas ideas socialistas son conocidas lo suficiente, no tuvo un momento de duda para disolver la Confederación General del Trabajo, y hoy día esa Confederación no existe, porque ella constituye una fuerza social dentro del Estado, que puede producir serios e incalculable trastornos”. Las dudas que asaltaron a Millerand, el socialista, fueron tales que al ilustre sociólogo podría decirsele: Los muertos que vos matasteis gozan de buena salud.

Reincidencias Nuestro sociólogo del Senado continuando el discurso acerca de legislación social dio pruebas el 5 de Noviembre de tener profundos conocimientos en Historia. Oigámosle: . “Los descubrimientos que han asombrado el mundo en el siglo pasado y en el presente, tales como la brújula, el vapor, la electricidad, etc...” Faltó agregar únicamente el descubrimiento del Estrecho de Magallanes.

Que se cancele El Ministro Alonso de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en su informe a la Corte Suprema sobre el proceso de la I. W. W., pide la cancelación de la Federación Obrera de Chile, por ser una I. W. W. con patente de legalidad. Justo es que se acceda a la petición del magistrado. El remedio no puede ser más eficaz. Por allá por los meses de julio de 1920 había en Santiago una institución “con patente” denominada Federación de Estudiantes y que se murió el mismo día en que le quitaron “la patente”. Desde entonces no se ha oído hablar más de ella.

V. D. Silva y el sentimiento sociológico En un tiempo, Víctor Domingo Silva era poeta y era revolucionario. En su juventud, como muchos jóvenes que lo hacen por pose, fue rebelde. Al menos se encargó de gritarlo a los cuatro vientos en sus versos tan bien hechos, por lo general. Sentidos espontáneos a veces. Después fué perdiendo toda la aureola que podía tener. Siguió haciendo versos, pero ahora nacían de un helado automatismo que ahoga todas sus cualidades. En parte -casi por entero- fue la política la causa de la perdición de Silva. Naturalmente que un hombre que sabe y comprende -esto es lo difícil- al proletariado, incansable en sus anhelos, no se deja vencer como hemos visto en el caso de Silva. Por eso se puede asegurar que -de buena fe o no- él creía comprender al pueblo. La realidad era otra. Como hemos dicho, fue la política la perdición del ex poeta. En ella acabaron los poemas de sus mocedades: su Balada del Violín, su Regreso, su Nueva Marsellesa.. .. Y así como se acabaron los ensueños poéticos, se acabaron en el espíritu de Silva las muestras de su amor al pobre. Ha seguido en la política aunque no milite públicamente, se ha dejado llevar, ha vendido su pluma por cualquier cosa y para decir cualquier cosa, que no siente ni piensa acaso. Es una enorme lástima! Por eso la carta de Mario Valet nos ha hecho esbozar una amarga sonrisa. Nó, señora o señorita Mario Valet, Silva, ya no lanzará su anatema y no gritará más con su voz de bronce...... Está ocupado: anda en una gira artístico-patriotera con el genio Perez Freire!