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Asaltantes “que no asaltaron”, electrolíticos y cínicos En el número pasado y en esta misma sección dimos a conocer un género de asaltantes del Club de Estudiantes: el de los asaltantes que no asaltaron. Prosiguiendo nuestras investigaciones hemos descubierto dos géneros más: el de los electrolíticos y el de los cínicos. (Anticipamos que esta clasificación puede calificarse de importante). Al primero de los géneros últimamente descubiertos -quizá, sea un ejemplar único- pertenece el estudiante de Leyes Muñoz Pal, joven fornido, de hermosos ojos negros llameantes y manos ligeramente velludas. Afirma este señor que él no entró al Club con instintos de hombre primitivo. No; él -y así se lo ha manifestado a nuestro compañero Meza Fuentes, a quien cree director de esta revista- iba con ánimos de amigable componedor, con espíritu conciliador, no lo guiaba otro deseo que el de procurar un amistoso arreglo entre asaltantes y asaltados. El hecho de que se hay a paseado por las calles de Santiago llevando como trofeos las planchas del Club y que después de la visita hecha a su Excelencia fuera a retratarse a «Zig-Zag» acompañado de los mismos preciados trofeos, lo explica diciendo que fué una represalia a la poca cortesía que habian manifestado los defensores del Club, quienes en el ardor de la lucha no alcanzaron a distinguir el alto cargo de que venía investido. Esto y no otra cosa fué lo que le indujo a abanderirarse momentáneamente con la recua de distinguidos. Hoy día, que el ser asaltante no está de moda, el señor Muñoz Pal se adelanta a dejar en claro su situación y a manifestarnos que en ningún momento él pudo entrar con espíritu destructor a una casa que consideraba su propio hogar. Como se ve, el señor Muñoz Pal es un perfecto electrolítico.

Y vamos ahora sobre los cínicos. Estábamos en el primer patio de la Escuela de Derecho y se conversaba acerca de los asaltantes. De esto hace algunos días. El señor Enrique Velasco Sanfuentes discutía acaloradamente con dos de nuestros compañeros. El señor Velasco justificaba el saqueo de la Federación. Uno de sus contrincantes le dijo: -Así es que si mañana, la chusma, que es diariamente oprimida, vejada, hambreada por las clases poderosas y con un justo deseo de venganza saqueara tu hogar y violara... (suprimido) tú lo justificarías?... -Naturalmente, lo justificaría, contestó. -De acuerdo! dijo una voz. Y el señor Velasco agregó: -Encuentro sencillamente ridículo que algunos muchachos traten de negar que fueron asaltantes. Sólo uno que otro como Cárlos Cruz, Ambrosio del Río y otros más, no lo niegan, por el contrario lo tienen a honor Yo lamento no haber estado allí el día del asalto para haber ayudado a quemar libros y romper el piano (textual)................ El señor Enrique Velasco Sanfuentes, si hubiera asaltado el Club, junto con los señores Ambrosio del Rió, Cárlos Cruz y otros, quedaría incluído entre los asaltantes cínicos.

Lá oratoria de las grandes personalidades La «Nación» refiriéndose al banquete que el gobierno argentino dió al señor Matte, hace decir al Canciller Pueyrredón, lo siguiente: «Aquí, como me dirijo a hermanos debo ser sincero, dejando que hable el corazón. Esta embajada que no tiene ningun objetivo, los tiene en realidad todos, pues representa una ratificación de la amistad que une a ambas Repúblicas. » «Los comensales aplaudieron la brillante improvisación del Canciller». «Después de unos minutos de silenciosa espectación «el señor Matte» habló diciendo antes de terminar: «Señor Ministro, al presentaros mi agradecimiento y el de mis amigos de la Embajada chilena, por todas las atenciones que habéis tenido la gentileza de prodigarnos, permitidme que levante mi copa en honor del Excelentísimo señor Presidente de la nación Argentina, el doctor Hipólito Irigoyen, por la felicidad de su gobierno y por la prosperidad creciente de, vuestro país». Después de discursos de esta magnitud ¿habrán todavía personas que duden de la oratoria de las grandes personalidades americanas?

Un hombre combativo El señor Fausstt, era un honesto secretario del Consejo N.° 3 de Talca. Sentía este joven un cariño idolátrico por la integridad de la Federación Obrera. Deseaba que esta institución fuera la única organizadora de todos los proletarios. Otras personas más contemplativas, sé habrían contentado con atacar especulativamente a las demás organizaciones; pero Fausstt no se contentó con palabras y se lanzó por el país a combatir a los I. W. W. La Junta Ejecutiva de la Federación Obrera, ha creído que esta actitud no está en la pauta de su acción social y ha decidido expulsar a Fausstt. ¿No es verdad que esto es sensible?

Un hecho sin nombre En los diarios de la semana hemos leído una información desconsoladora. Se trataba en los albergues de adoctrinar a los obreros acerca del civismo y como es natural, no se recurrió a discursos abstractos sino a medios más comprensibles. Se les enseñaba canciones patrióticas. La mayoría de los albergados cantaba a todo pulmón, llenos de santo regocijo; pero algunos, impulsados por el espíritu de contradicción talvez, cantaban los mismos canciones con letra diversa. ¡Y que letra, dios mio! Era un verdadero escarnio. Los profesores y sus adictos no pudieron tolerar y les propinaron un surtido de maderazos. La letra con que cantaban era una invitación al socialismo. Posteriormente, él gobierno ha resuelto clausurar los albergues. Con el dinerillo que se economise por este capítulo, se pueden emprender obras mas útiles. Nos permitiremos insinuarle al gobierno que gaste esas economías, por ejemplo, en mandar una embajada. Con esto el país se prestigia en el exterior.