Opiniones de un Senador Demócrata

Salto a la Mayoría.– Glosa del Estado social de Chile.– Un representante del pueblo

En Chile, como talvez ocurra en todo el mundo, existe una extraña norma. El hombre que se inicia en la vida pública, se presenta siempre como el reflector del derecho popular, de la justicia, de la honradez y de otras muchas palabras empalagosas que han perdido su significado. Cuando el hombre político conquista un nuevo cargo, comienza sus funciones haciendo una declaración que lo aproxime a la mayoría. Y si este hombre continúa ascendiendo en la escala burocrática, llegará un momento en que estará enteramente de acuerdo con los principios que empezó por excecrar, En nuestro país son demasiado abundantes los ejemplos para prodigarnos en citas. El senador Guillermo Barbados, inició su período senatorial, con un discurso sobre el bolshevikismo en Chile, discurso que es un saludo a la mayoría reaccionaria de esa Cámara. Sus declaraciones de hoy no contradicen su ideología anterior, porque anteriormente no tenía ideología de ninguna especie. Lo único que ha tenido durante toda su vida ha sido un abundante saco de frases. Y estas frases ordenadas en cierta forma se transforman en discursos. Sus declaraciones en el Senado constituyen un caos de tropicalismos y de sentencias que no producen más efectos que los pianos de manubrio. Podando su larguísimo discurso, se pueden desglosar algunas afirmaciones sensibles de comentarios. Dice que la propaganda subversiva tiene solo justificación en los países tiranizados y que en Chile es inoportuna, porque la Carta Fundamental permite realizar todas las reformas. La gente calificada de subversiva por el honorable senador, quiere transformar las instituciones sociales porque éstas están cimentadas en la propiedad privada que es la causa del antagonismo de clases y la originadora de casi todos los males sociales. Las reformas producen beneficios momentáneos sobre cierta parte del pueblo; pero la causa del daño para los más, queda viva y latente. Sin embargo, nuestro parlamento, por su composición y por su esencia absolutamente burguesa, no podrá hacer sino aquellas reformas que perfeccionen el sistema de explotación. Refiriéndose a la revolución rusa agrega que ha subvertido el derecho de propiedad considerado como el supremo bien. Gracias a este «supremo bien» tenemos en Chile cincuenta mil ladrones declarados, cien mil tuberculosos y una población de tres millones de hombres, mujeres y niños que viven a medias; de seres que viven mal alimentados, de individuos que están condenados a, morir sin haberse desarrollado plenamente y sin haber disfrutado un solo instante de nuestra riqueza cultural. Gracias al «supremo bien» de la propiedad privada, nuestro país está dividido en clases sociales que se odian mortalmente y que mantendrán su posición hasta que el desencadenamiento de la violencia cree nuevas formas sociales. Después, hablando de la aristocracia rusa, dice que el nuevo gobierno no le permite sufragar ni ocupar ningún empleo público. El actual régimen ruso pretende ser el representante de una nación de productores; ¿la aristocracia rusa puede ser considerada una clase productora? No puede ser estimada como tal y no siéndolo no tiene derecho a intervenir en la organización de las instituciones sociales. En lo que a empleo se refiere, nos permitimos recordar que Krassin, Lunacharski y Chicherín pertenecían de hecho a la aristocracia rusa. Los demás aristócratas y miembros de la burguesía rusa se han negado a colaborar en el nuevo regimen. Los técnicos se dedicaban a destruir el material rodante y los industriales a despedazar la maquinaria industrial y a ocultar las materias primas. Agrega más adelante que en Chile desde que se declaró la igualdad ante la ley, la vida es una delicia; pero olvida el honorable senador que la ley ha sido siempre un instrumento de tortura popular. Los delincuentes de buena sociedad quedan siempre impunes. Sanfuentes; Ladislao Errázuriz y otros que malversaron más de cuarenta millones de pesos en una movilización sin fundamentos, viven a sus anchas. Uno ha sido premiado con una senaturía, y el otro goza del retiro. Toledo Tagle, Francisco Aldunate Subercaseaux, Enrique Zañartu y otros que fueron cómplices o incitadores del saqueo dé la Federación de Estudiantes gozan de una excelente salud. Alfonso Bulnes, Parada, Parker, Gueratti, Cristi, Robinson, Barceló Lira, Guzmán, Román, Torres y otros funcionarios civiles, militares y policiales que incendiaron la Casa Obrera de Magallanes, viven en libertad. He aquí la igualdad ante la ley. Labarca, los Gandulfo, Ugalde, Chamorro, Recabarren y varios centenares de obreros, fueron encarcelados por delitos supuestos y así permanecieron en las cárceles varios meses. Esta es otra prueba de la bondad de nuestras leyes y de la rectitud de nuestros funcionarios. Y termina su discurso asegurando que las leyes han sido observadas siempre, confundiendo a la sociedad con las instituciones sociales asegurando que cada ciudadano de Chile recibe el producto integro de su trabajo. Cuando se oyen y se leen tales inexactitudes, dichas todavía en tono ampuloso y airado, dan unos enormes deseos de gritar: Señor Jesucristo, el templo ha vuelto a ser invadido por los mercaderes...

GONZALEZ VERA.