La Descomposición de un Partido

Los programas de las conglomeraciones políticas aunque no tienen jamás la virtud de verse realizados, sufren con el paso del tiempo, con el sucederse de los hechos, la misma suerte que todas las obras de los hombres. El problema oscuro de la felicidad humana, generador de todas las inquietudes sociales, está cambiando siempre de frente. Los políticos siguiendo su norma, actúan más para conciliar que para transformar. En vez de crear instituciones de mayor eficiencia, en vez de armonizar los intereses de los individuos, atan sutilmente a las colectividades a las mismas instituciones después de una ligera mano de cal. Y así, a traves de años y de épocas, el problema se mantiene en la misma perspectiva angustiosa; pero la multitud de adherentes que sufre sola todo el estrujamiento, inicia un movimiento expansivo y adopta nuevos medios de acción. Los caudillos sienten la fuerza del vacío y entonces dan un paso de avance y la organización vuelve a consolidarse; pero suele ocurrir que los caudillos envanecidos por su posición desatienden las voces de abajo. En este caso el viejo organismo cruje, se rompe, y sus componentes crean nuevos agrupaciónes o se suman a las que consultan más ampliamente sus deseos ideales. Este es el camino obligado de todos los partidos políticos. O se adaptan a las exigencias de la hora, o mueren. Tanto en el partido Conservador como en el Radical, el Liberal o el Demócrata, notamos signos de descomposición. Siempre las mayorías se mantienen inflexiblemente tradicionales; pero los núcleos jóvenes a pesar de la resistencia se dejan penetrar por las inquietudes externas, y las llevan a las asambleas. En el Partido Demócrata el desconcierto es más acentuado y la disparidad de tendencias más definida. Y esto es hasta cierto punto lógico. Este partido nació como organización proletaria, ha vivido como tal y su crecimiento es obra del pueblo. La presentación demócrata sin embargo, se ha mantenido en una posición indefinida. Cuando era insignificante gritaba y protestaba sin dar a su acción ningún sentido ideológico. Más tarde, cuando participó en la alianza de partidos liberales entró francamente a colaborar. Desde entonces toda la obra realizada por los parlamentarios demócratas se ha reducido a conseguir para sus adherentes toda clase de empleos fiscales y municipales. Con esto, fuera de los interesados, nadie sale de apuro. Esta causa que debía ser motivo de repulsión lo ha sido de atracción. En los últimos años este partido ha sido engrosado por una legión de pequeños industriales, pequeños comerciantes, profesionales modestos y hasta intelectuales. Este fenómeno no necesita ser esplicado. Las declaraciones de Bañados han roto la unidad del partido. Su discurso que en otro tiempo habría sido aplaudido ha provocado un movimiento revisionista. Al lado de Bañados están los viejos demócratas y los que se etiquetaron como un medio de arribar. De parte de Pradenas y otros líderes de la minoría están los que desean que el partido encauce su actividad, su propaganda, por la senda de la lucha de clases. Y aún hay otro grupo que no concede importancia a la obra parlamentaria. ¿Es posible la permanencia de grupos tan diversos en un mismo partido? Esta incógnita es la que debe resolverse en la próxima Convención.

GONZALEZ VERA.