Segundo Manifiesto del Grupo Universitario Lux (Grupo de la idea y de la acción revolucionaria)

Los camaradas del Grupo Lux por medio de manifiestos sucesivos irán explicando uno a uno los conceptos vertidos en su Primer Manifiesto. Hoy critica el capitalismo desde el punto de vista económico. Como el tema es bastante vasto en el número próximo continuarán desarrollando este mismo punto.

“Nuestra crítica económica del régimen capitalista”

I

En todo sistema económico deben distinguirse dos factores esenciales: la producción y la repartición. 1. En el régimen capitalista la producción –o sea, la aplicación del trabajo del hombre para obtener los productos que sirvan a sus necesidades— se hace en una forma irregular e inadecuada a las necesidades del conjunto de los hombres. El capitalista regula la producción de tal manera que ella le rinda el máximum de beneficios personales, sin tomar en cuenta las necesidades reales de los individuos de la sociedad. De esta manera hace producir en forma insuficiente, para aumentar sus ganancias, o bien perturba la producción mediante la fabricación de objetos inútiles, como ciertos artículos de lujo, etc. ¿Cuál es el efecto de esta producción irregular del sistema capitalista? El efecto de dicho desórden es –como se puede constatar en cualquier momento,— la insuficiencia de la producción. Así, numerosos productos que serían fisiológicamente indispensables para la vida de los hombres no se fabrican en cantidades suficientes para cubrir las necesidades. De tal manera que siempre quedará un numeroso grupo que, por ejemplo, carezca del abrigo necesario en invierno, de habitaciones higiénicas, etc. El progreso de la industria moderna es tal que podría proveer a cada hombre de los elementos necesarios para su vida. De tal modo que —tomando los ejemplos anteriores— la producción se podría regular en forma que pudiese dar a todos, abrigos para el invierno, habitaciones higiénicas, etc. Pero, al capitalista todo esto no le importa absolutamente nada. Lo que le interesa es ganar dinero. Por esa razón regula la producción de acuerdo con sus intereses, jamás de acuerdo con las necesidades de la colectividad. Por lo que se refiere a los otros medios de producción (fábricas, talleres, etc.) nadie puede afirmar que le pertenecen únicamente a él, que constituyen su propiedad privada. Y nadie puede decir aquello, porque esas fábricas, esos talleres, son el producto del trabajo, —nó del actual propietario, sino del esfuerzo de millares y millares de hombres a través de varias generaciones. Por razones de equidad en la producción y por razones de justicia histórica, los medios de producción deben, pues pasar a manos de la comunidad. 2. Por lo que se refiere a la distribución de los productos en el régimen capitalista puede decirse que en ella hay una irritante injusticia. De efecto, como consecuencia del absurdo régimen de la propiedad privada, el producto de una inmensa mayoría, la que trabaja, queda en manos de una minoría poseedora de los medios de producción. Los poseedores dan a los que trabajan solamente lo estrictamente necesario para que puedan continuar produciendo. De esta manera los mantienen en la ignorancia y la miseria, facilitando así la eternización de la injusticia. Mientras subsista la propiedad privada habrá, pues, miseria e ignorancia, habrá despojo de las clases trabajadoras y —lo que no deja de tener gravedad— habrá un conjunto de organismos específicos (fuerzas armadas, parlamentos, símbolos ficticios, poder judicial, etc) destinados a mantener la explotación de la mayoría que trabaja por una minoría que vive en el lujo y, a veces, en la ociosidad más irritante. En una palabra: organismos destinados a mantener la propiedad privada. De esta violencia permanente del sistema capitalista no podremos pasar a una nueva sociedad, sin oponerle las fuerzas de la idea y de la acción revolucionaria. Con este objeto el Grupo Universitario Lux llama a su seno a los intelectuales y estudiantes chilenos. Y que este llamado contribuya a incrementar las filas de los que mañana han de contribuir a derribar ese régimen de injusticia e iniquidad que se llama capitalismo! ¿Cuál es la causa de esta irregularidad, de esta injusticia? La causa se deriva de la propiedad privada de los medios de producción. Se comprende que si los medios de producción fuesen de propiedad de la comunidad, ésta trataría de producir lo necesario para cubrir las necesidades de todos. Pero, en la forma en que están dichos medios en la actualidad, esto es, en manos de unos cuantos propietarios, la producción está fatalmente condenada a ser irregular, e inadecuada a las necesidades colectivas. ¿Cómo se corrige este inconveniente? Haciendo que los medios de producción pasen de manos de unos pocos a manos de la comunidad. Esta última produciría beneficiando a todos, y nó como pasa en la forma actual, beneficiando únicamente a los poseedores, o sea, a una minoría. Una de las bases fundamentales del régimen capitalista es la propiedad privada. Hay un conjunto de instituciones específicas (fuerza armada, parlamento, poder judicial, etc.) encargadas de mantener la propiedad privada «a outrance», es decir, en contra. de la conveniencia social, de la razón y de la justicia. Los capitalistas sostienen que sin propiedad privada no puede haber producción, lo cual es enteramente falso (1). Añaden, de acuerdo con sus conveniencias, que es injusto que se les prive del derecho a disponer de los medios de producción. Filosóficamente considerada, la propiedad privada de los medios de producción no es sino el resultado del despojo y de la violencia. Desde luego, en Chile la propiedad privada del suelo es la consecuencia del pillaje y del asesinato de los indios que primitivamente habitaban nuestro país. ¿Con qué derecho un grupo de hombres nos puede decir: «Esta tierra es nuestra, porque la heredamos de nuestros antepasados, quienes a su vez se la robaron a los indios»?

 

(1) Aún en la Rusia bolsheviki, en que la producción se ha hecho en forma desordenada, a causa de numerosas guerras, etc., se ha podido demostrar que el traspaso de los medios de producción a manos de la colectividad es compatible, en el peor de los casos, con la subsistencia de una suficiente producción.