KODAK

Ilusiones del régimen La gente necesita siempre tener una razon para postergar su entrada a la lucha social. Cuando en el actual régimen falla una clase de gobernantes, protestan contra estos; pero se reservan mucho de hacer un exámen de las instituciones. No se atreven a pensar que puedan ser ellas las que malean a los hombres. Sin embargo cuando cualquier persona encierra su pié en un zapato estrecho, no culpa al pié del dolor sino al objeto que lo oprime. Con las instituciones no ocurre igual. Falla la ley no porque su imperativo sea letra muerta sino porque los hombres incurren en la maldad de violarla. Y si no hemos perdido la memoria del pasado, sabremos que es la ley la que desnaturaliza a los hombres, porque lleva en su seno el ácido de la línea fija. Un cambio de hombres no da más bondad a la ley; pero esto no se entiende. Ni tampoco se entenderá en poco tiempo. Cuando el gobierno aristocrático arruina al país, se suspira por el advenimiento de otro grupo de gobernantes que tengan más honestidad y visión pública. Y vienen entonces hombres de la clase media que aventajan a sus antecesores, en ambición personal, en antipatía hacia el pueblo y en carencia de preparación. Y cuando esto ocurre, tampoco se dedica ni un solo pensamiento al error fundamental, porque aún quedan hombres de más abajo. Y vendrán esos hombres, se burocratizarán y obrarán igual que los ya sometidos a la rueda administrativa; pero de aquí a entonces la masa perezosa habrá encontrado otro punto falso donde ubicar su ilusión. Y seguirán los días acortando el horizonte. Sabiduría ministerial Algunas personas que seguramente viven consagradas a la odiosa tarea de criticar las resoluciones gubernativas, cuando fué nombrado ministro de Hacienda el señor “víctor célis”, creyeron que esto anunciaba el fin del mundo. Exclamaban: ¡Pero si ese caballero no entiende nada de Hacienda! ¡Es escandaloso! Al oír estas majaderías, nos convencimos que además de charlatanes se trataba de inocentes. Porque es inocencia a todas luces creer que para ser ministro de Hacienda se necesita saber economía política. Por lo menos en nuestro país nunca se ha usado este procedimiento. Y para afianzar nuestro argumento, nos permitimos recordar que “ladislao errázuriz” fué un excelente ministro de guerra; ¿acaso no arruinó al país?

Un asaltante de “Claridad” El Martes ocurrió un hecho de violencia bastante sintomático. Un muchacho que vende “Claridad” y también el diario de la F. O. de Ch., fué golpeado en la calle Huérfanos por el distinguido joven don “alejandro avalos zamorano”. Cuando se encaminaba a la comisaría en compañía del muchacho golpeado, declaró con verdadera deleitación que había tenido la honra de participar en el saqueo de la Federación de Estudiantes. Su declaración revela inconfundiblemente la mentalidad especial que tiene la burguesía y la juventud arribista para juzgar la acción de los que no viven mirándose el vientre. Frente a esta actitud de violencia y grosería constante, se impone a los que sostienen principios nuevos la adopción de medios más objetivos, más equivalentes. Una frase puede ser anulada por otra frase; pero un golpe no puede ser contrarrestado sino por otro golpe más sólido. Los que se inician en la propaganda deben confiar sólo en su propia eficacia.