El Tinglado de la Farsa

PEQUEÑAS DOSIS

I

...Arriba, la corrupción, la especulación, el desfalco, el alarde innoble, la desorientación política, los pacos, los frailes; el caos; aquí, el hambre, la miseria, la peste, la desolación, lo insoportable. Pero el régimen capitalista es un buen régimen. En Rusia también hay hambre. En cambio allá la culpa la tienen los soviets.

II

Los albergados pueden estar tranquilos, el gobierno les ha asegurado el porvenir. Ya no dependen del Prefecto, sino que están bajo la piadosa tutela de los Carabineros (que ya es progresar...) Además, tendrán de Jefe Espiritual al Capellán del Cuerpo. Oirán misas a todo pasto y gozarán, extra, de una sobre-ración de hostias con sólo abrir la boca. Y por último, el gobierno, para evitar que se robe a costa de ellos, ha ideado una solución como la del alemán del cuento del sofá: clausurar los albergues... (!) De modo que, como ya no van sirviendo ni para motivo de estafa, se les enviará a paseo a la brevedad posible. ¡Y todo gratuitamente!

III

El éxito de una candidatura puede ser determinado por la mayor o menor popularidad del individuo. Pero, en el régimen actual, cuando el candidato pasa a ser mandatario, para hacer gobierno, necesita ante todo, de los políticos. Su Excelencia, junto con ir perdiendo la confianza del pueblo, provocó cierto malestar político entre la camarilla que le secunda. Entonces ensayó un gesto culminante y sentimental: la abdicación del cargo. Y ello, que no pasó de una añagaza, logró recuperarle la confianza política de un grupo. Pero para el pueblo conciente, ese gesto teatral no significará otra cosa que un síntoma de decadencia nacional.

JUAN CRISTÓBAL.