El Congreso Internacional de Estudiantes celebrado en México y los acuerdos de la Convención Estudiantil Chilena

Con ocasión del Centenario de la Independencia de México, se realizo, en Septiembre de 1921, el Primer Congreso Internacional de Estudiantes, convocado por la Federación Mexicana. Fué ésta una justa interesante desde todos los puntos de vista. Desde luego, por primera vez se reunían estudiantes de todas las regiones del planeta: acudieron delegados de Alemania, Argentina, China, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos. Guatemala, Honduras, Japón, México, Nicaragua, Noruega, Perú, Santo Domingo, Suiza y Venezuela. La Federación de Estudiantes de Chile se vió imposibilitada de concurrir, a causa de haberle trasmitido la correspondiente invitación a fines de Agosto la Universidad, que, no se sabe por qué razones, demoró cerca de un mes en trascribirnosla. Los acuerdos adoptados en esta reunión acusan de parte de los estudiantes, una inteligente comprensión de los deberes que impone a la juventud estudiosa el momento crítico por que atraviesa la Humanidad. Finalmente, se dejó organizada en el Congreso la Primera Internacional Estudiantil. Personalidades destacadas del mundo intelectual intervinieron en sus deliberaciones: El licenciado D., José Vasconcelos, Rector de la Universidad Nacional de México pronunció un conceptuoso discurso de bienvenida en el acto inaugural, lleno de interés, y que contiene inteligentes sugerencias para la labor que se iba a desarrollar. -Héctor Ripa Alberdi, presidente de la Delegación Argentina, espresó también generosos conceptos. De ahí que las conclusiones a que arribó el Congreso tengan suma importancia. Para nosotros, estudiantes chilenos, es doblemente interesante analizar esos acuerdos, ya que presentan gran similitud con los Principios proclamados en nuestra Primera Convención de Junio de 1920. Además, nuestra ausencia involuntaria, nos obliga a meditar acerca de la necesidad de hacer escuchar los propósitos en que están cristalizados los ideales de la colectividad estudiantil que nos congrega, cada vez que para ello se ofrezca oportunidad propicia. La primera declaración adoptada en el Congreso de México, dice: I. «La juventud universitaria proclama que luchará por el advenimiento de una nueva humanidad, fundada sobre los modernos principios de justicia en el órden económico y en el político, II. Para ese objeto luchará: 1) Por la abolición del Factual concepto del Poder Público, que suponiendo al Estado una entidad moral soberana diversa de los hombres que lo constituyen, se traduce en un derecho subjetivo de dominación de los menos sobre los más. 2) Por destruir la explotación del hombre por el hombre y la organización actual de la propiedad, evitando que el trabajo humano se considere como una mercancía y estableciendo el equilibrio económico y social. 3) Por cooperar, en oposición al principio patriótico del nacionalismo, a la integración de los pueblos en una comunidad universal. III. La juventud proclama su optimismo ante los graves problemas que agitan al mundo y su confianza absoluta en la posibilidad de llegar, por la reuovación de los conceptos económicos y morales, a una nueva organización social que permita la realización de los fines espirituales del hombre». Basta leer esta resolución, para advertir cómo han armonizado los propósitos de los congresales de México, con los ideales manifestados en la declaración de Principios a que conforman su acción los estudiantes de Chile. También nosotros habíamos señalado la necesidad de renovar los valores económicos, morales e intelectuales que rigen actualmente en la sociedad, para obtener un régimen más justo de organización, para suprimir la odiosa explotación del hombre por sus semejantes; modificar la actual organización de la propiedad, y alcanzar el ansiado ideal de la felicidad humana. Otra resolución del Congreso Estudiantil Internacional de México trata asuntos educacionales; y es para nosotros satisfactorio verificar de nuevo la paridad que existe entre sus conceptos y los que informan el capítulo respectivo de nuestra declaración de principios. Se habla en ella de la necesidad de que «la escuela sea base y garantía del programa de acción social ya aprobado»; de que los «estudiantes deben constituirse en el censor técnico y activo de la marcha de las escuelas», así como nosotros nos hemos propuesto que la educación nacional se dirija a formar hombres libres; idealistas, sanos y fuertes, aptos por su independencia y su fé para colaborar en el advenimiento de una era más justa y bella que la de la vida presente. Se recomienda el establecimiento de Universidades Populares, de la índole de la que mantenemos desde hace cinco años en creciente actividad. Señala el Congreso la necesidad de obtener la reforma universitaria implantando la docencia libre y la asistencia libre, y la participación de los estudiantes en el Gobierno de las Universidades, propósitos que abrigamos entusiastamente. La escasez de espacio me priva del agrado de seguir comentando estas interesantes resoluciones. Lo haré próximamente. Por el momento, recalco la gran importancia de los acuerdos del Primer Congreso Internacional de Estudiantes, celebrado en México, a las cuales sería menester adherir. Y ojalá que no vuelva a faltar nuestro representante, en la segúnda reunión internacional de estudiantes, convocada para fines de este año en Buenos Aires.

DANIEL SCHWEITZER, Presidente de la Federación de Estudiantes de Chile