El Cartel de Hoy

El trabajo, fuerza que crea las máquinas estupendas y complicadas, que hizo la tranquila audacia de los rascacielos; el trabajo, flor y fruto de nuestras energías, emporcado está, por hombres canallas. Hoy es instrumento de explotación donde muere la juventud y la belleza. Es el taller malsano o las cuatro paredes de una oficina obscura o la voz del capataz torpe e ignorante. El trabajo todo lo puede y lo vence cuando es libre y nuestro. Pero hoy, manos arteras se apoderan de lo que otras manos laboran. El hambre anda suelta a caza de víctimas. El conventillo vomita día a día cadáveres y cadáveres. Sin embargo, la tierra no se ha cansado de fecundar la semilla, ni el árbol de dar frutos. Hay minas de carbón, hay truts de salitre, hay ferrocarriles, automóviles, joyas. Lo necesario y lo superfluo. ¡Oh maravillosa fuerza creadora del trabajo! El harapo se contempla en la vitrina de las joyerías y en cada esquina hay una mano de mendigo que implora. El trabajo todo lo vence. Hasta la dignidad de hombre. ¿Verdad obreros? ¿Verdad burgueses?

P. GERARDO

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