La Universidad Popular Lastarria en 1922

Rompe una vez más los moldes consagrados por la rutina imperante este establecimiento de instrucción superior, organizado, dirigido y mantenido por el entusiasmo inagotable de la juventud de la Federación de Estudiantes de Chile. Su creación constituyó un verdadero acontecimiento educacional, por más de alguno calificado de revolucionario. Y en efecto, en nuestro país, donde el Estado es el único que puede mantener institutos de enseñanza; donde la imposición constitucional del Estado docente entraba el funcionamiento de colegios, liceos o Universidades no presididas por la acción del Gobierno, llegaba a constituir un hermoso jesto de rebeldía el que un grupo idealista de muchachos creara una Universidad nocturna cuya misión consistiera en ampliar generosa e inteligentemente los conocimientos de la gran masa proletaria ansiosa de perfeccionamiento y de mejoración. El Estado tiene la obligación constitucional de atender preferentemente la instrucción pública: es doloroso verificar que cumple a medias su obligación. No se nos diga que exageramos: ¿acaso no sabemos todos que el Estado no mantiene escuelas nocturnas; que el Estado no ha organizado un sólo curso de instrucción secundaria que funcione a las horas en que el obrero queda libre de su pesada labor del día; y que, mucho menos, no se ha preocupado de satisfacer el ansia de aquellos que, debiendo emplear el día en la obtención de su sustento, no saben dónde acudir en demanda de las nociones generales o especiales que no han alcanzado a adquirir en su vida libre de estudiantes? En 1918 nació este instituto, bajo los mejores auspicios, y fué en América el primero en su. Género. De entonces acá ha seguido viviendo prósperamente, y la eficacia de su acción, puede advertirse oyendo a los obreros mismos, que en abundante número se han cogido a las ventajas de este oasis en el desierto de su incultura. Este año, la Universidad Popular Lastarria renueva su tarea, vigorizada con la introducción de interesantes reformas. No podía escaparse a sus mantenedores la necesidad de tentar en ella las innovaciones alcanzadas ya por el progreso. El año último se estableció la intervención directa del alumnado en la dirección del establecimiento, por la admisión de un representante de los que en él cursan, en el Consejo de Profesores, que norma la enseñanza. En el presente, se ha modificado radicalmente su organización. -Las diversas cátedras, resumidas y agrupadas científicamente, y aumentadas con la de Estética y Literatura, se desarrollarán por medio de ciclos de conferencias sobre temas salientes en cada materia, ciclos encomendados, cada uno, a distinto profesor. -Se tiende, por este medio, al establecimiento de la libertad de cátedra, ideal a que aspira la Federación de Estudiantes de Chile, y cuyas ventajas casi no hay necesidad de señalar. -La facilidad con que puede lograrse una cátedra, mejor dicho la oportunidad de conferenciar en algunas clases sobre un tema dado, servirá a la vez de estímulo al profesorado y a los alumnos. -Al primero, porqué viendo limitada su materia, crecerá en número, conduciendo a la formación de un núcleo de profesores especialistas. -Al segundo, porque tendrá la seguridad de que cada profesor domina el tema que expone. -El censor natural de los malos profesores, será el propio alumno, que premiará con su asistencia a aquellos que se desempeñen mejor. (¡Cuántas veces, nosotros mismos en nuestra vida universitaria, echachamos de menos la posibilidad de elegir maestro, o de abandonar una clase mal servida!) La misma organización que se ha dado a los cursos de la Universidad Popular Lastarria, propicia la libertad de asistencia, que debe presidir las labores de un instituto de enseñanza superior. -A la Universidad sólo acuden los que realmente se interesan por ampliar sus conocimientos, y es impropio obligar la asistencia, cuando la cátedra tiene por objeto facilitar la adquisición de conocimientos a los estudiantes, presentar la seguridad de que, al que no tiene tiempo o voluntad de buscar por sí mismo los conocimientos que busca, no le faltará jamás, con el funcionamiento permanente de una cátedra expositiva, la fuente indispensable para recoger la ciencia que persigue. Porque dividida como ha quedado la materia de cátedra en ciclos periódicos, renovados, sobre temas preestablecidos, el estudiante, el alumno, acudirá a aquellas clases que traten del tema que le interesa, y su asistencia, libre en general, se producirá en las ocasiones en que su interés cultural lo determine a acudir a la Universidad. Tiende, pues, la Universidad Popular Lastarria de la Federación de Estudiantes de Chile, a convertirse en un establecimiento regido en la más moderna y científica forma. Contará este año con las siguientes cátedras: de Filosofía, de Matemáticas, Física y Astronomía, de Historia, de Ciencias Biológicas y Químicas, de Estética y Literatura, y de Ciencias Sociales. El profesorado, más abundante y selecto que nunca, está dispuesto a hacer de su desempeño un ejemplo para las futuras generaciones. Quizás si su acción de este año llegue a determinar la adopción de nuevos rumbos a la rutinaria enseñanza oficial. Falta agregar que, independientemente de los cursos permanentes, la Universidad proporcionará, periódicamente conferencias especiales, a cargo de especialistas, profesores o estudiantes destacados. A los obreros, a la sociedad y a todos los que sinceramente se preocupan del progreso cultural de este pueblo, toca estimular la generosa labor en que, una vez más, y cumpliendo aspiraciones universales del elemento estudiantil-universitario, nos encontramos empeñados.

DANIEL SCHWEITZER, Presidente de la Federación de Estudiantes de Chile.