Acción y Reforma Universitaria

No en balde se ha hablado varios años ya de reforma de la Universidad, en su enseñanza, en sus métodos y en su organización, no ha caído al vacío lo que se ha dicho y dice acerca del apocamiento, estulticia, estancamiento, achatamiento espirituales de su rector, profesores y alumnos. Y decimos esto porque el tradicional servilismo de los muchachos lo hemos visto romperse, porque hemos visto a los camaradas del primer año de medicina manifestar todo su espíritu nuevo ante la actitud no conservadora, ni reaccionaria, sino torpe, eso es, torpe, del Rector de la Universidad. El Viernes 9 se reunían en asamblea total los alumnos de dicho curso, con el fin de estudiar algunos puntos que les atañen pronta y directamente, a saber: la limitación en la matrícula y en el número de exámenes, y la forma en que se rinden dichas pruebas. Como era lógico los muchachos necesitaban una sala y por eso permanecieron en una en que recién habían sufrido una clase de Botánica. Iniciada la sesión hablaron algunos en el sentido de auspiciar o apoyar una amplia Reforma Universitaria, y otros considerando los puntos de citación. En esto llega el Director de la Escuela y notifica que el Rector de la Universidad ha prohibido a los alumnos se reúnan en las salas, pues estas no son sino “para hacer clases, y después han de cerrarse” y los alumnos pueden permanecer en ellas previo permiso y “únicamente para tratar cuestiones generales que guarden relación con la enseñanza y no cuestiones en particular”. La amabilidad, característica del Dr. Jaramillo, con que habló, amainó algo la exasperación de los muchachos ante las “chumingadas” de don Domingo; pero no por ello dejaron de oírse gritos furiosos, indicios de algo nuevo: “la escuela es de nosotros”!!... “Don Chumingo es un ..., “lo haremos renunciar”!! “El señor Director nos perdonará, pero no nos vamos!”... Y los muchachos siguieron tranquila y serenamente discutiendo sus asuntos. El Director dió parte. La Facultad no quiso tomar acuerdo alguno. El Decano, señor Amunátegui, quiere a todo trance conservar la consideración, la deferencia, los halagos, etc., que los galenos le dispensan. Era una cuestión general, el incidente, y correspondía por tanto a su hermano, o sea al Consejo de Instrucción Pública apreciar. Reunido el Consejo acuerda dejar al criterio de los Directores de Escuela la cesión o no de las salas para que se reúnan los alumnos. Es interesante tomar nota de la testarudez sin sentido, evidenciada por las autoridades universitarias, al querer impedir la reunión de los muchachos en sus propias escuelas; hay que considerar algo curioso: estas medidas con sabor a patrón han sido tomadas especialmente en las escuelas de la Facultad de Medicina, Farmacia y Dentística. Es esto la evidencia más absoluta de que nuestras actuales autoridades universitarias tienen criterio de paco, pero nunca de espíritus amplios, inteligentes. ¿Acaso se teme que los muchachos se reúnan y puedan considerar pésimos a algunos profesores, y llenos de inmoralidad a los cuerpos directivos de las Facultades? Por otro lado los estudiantes deben aprovechar el ejemplo del primer año de medicina, que, comprendiendo sus atribuciones se lanza a estudiar lo que a él le atañe en cuanto a enseñanza, organización, etc. No es esto sin duda, sino la manifestación vigorosa de un amplio espíritu de reforma universitaria. Llevamos una victoria ganada a la Reacción universitaria personificada en nuestro Rector: el derecho que tenemos los estudiantes a usar nuestras escuelas, máxime cuando se trata de cuestiones universitarias. Y no es esto todo; pronto la necesidad nos hará ver el derecho que tiene el pueblo a usar los locales universitarios.

JOSÉ MARÍA BECHE.