Actualidades Universitarias

Manifiesto Pro-Estudiantes Expulsados de la Universidad El Comité que organiza los trabajos para hacer que sea pronto una realidad el viaje a Universidades extranjeras de los expulsados injusta e ilegalmente por el Consejo de Instrucción Pública ha lanzado en volante el siguiente manifiesto, que se ha negado a publicar la prensa liberal del país.

Lanzamos nuestra palabra purificada en la serenidad a los elementos más desinteresados de nuestro medio: los profesores, los obreros, los estudiantes, los hombres todos de buena voluntad que quieran brindar los bálsamos de la ayuda generosa a los compañeros caídos bajo el golpe brutal de la injusticia. Cuando buscábamos un eco de comprensión en nuestros maestros, cuando lanzábamos a los cuatro vientos nuestra palabra encendida en un fervor de renovación, cuando tendíamos nuestros brazos en el anhelo de una Universidad más humana, los dirigentes de la vieja Universidad nos han herido a todos con el sacrificio de nuestros mejores compañeros. Ellos no eran otra cosa que la expresión del sentir unánime de los que, amamantados en las ubérrimas savias del pasado, marchan alta la frente, con la mirada clavada en el futuro ideal. Han debido pagar como un delito el impulso generoso de su ensueño renovador. Las puertas de la Universidad de su patria se cierran para sus espíritus juveniles que sienten la estupenda inquietud de la hora. Los guardadores de la vieja casa secaron su sensibilidad en la contemplación extática del pasado y no comprenden la explosión luminosa de sus entusiasmos. Las fuerzas de esa locura maravillosa que busca concretarse en la gracia serena de la arquitectura de la Universidad del futuro, de amplios pórticos abiertos a todos los hombres, han sido un pecado para los seniles, cuya única virtud es no hacer nada, aparte de la rumia de los viejos textos. El soplo soleado de la vida ha sido un insulto en la quietud de los claustros ensombrecidos y empolvados. Por eso nuestros compañeros, los mejores, los escogidos para el sacrificio, deben irse, como desterrados de esta tierra, a buscar en suelos mejores el agua clara que aquí no hallaron para sus nobles y altas inquietudes. Serena la frente, firme el paso, franca la mirada, se van sin resentimientos ni amargura porque la marca que la injusticia ha grabado en ellos los eleva en la más pura exaltación así como deprime a los que mancharon sus manos en esa acción de inquisidores. Se les pidió la plenitud del maestro y respondieron con el latigazo del verdugo. Se van nuestros compañeros como un testimonio vivo de que la Universidad de Chile trata de ahogar las nobles inquietudes de los jóvenes. A donde vayan se les recibirá con los brazos abiertos. Sólo su patria, las autoridades universitarias de su patria, cierran para ellos sus puertas herméticas y frías. A toda la gente que se sintió vejada con la expulsión de nuestros compañeros nos dirigimos en la víspera de la partida. Quieran los que simpatizan con los muchachos contribuir con su óbolo al viaje que deben emprender, así les abrirán el camino que manos ciegas quisieron cerrarles. Así harán que la justicia se cumpla, sobreponiéndose a la airada irreflexión de aquellos hombres retrasados que quisieron romper el sentido de la vida de un grupo selecto de nuestros camaradas porque iban serenos y enteros hacía el porvenir.

El Comité.