Otro Aniversario

Saqueo de la Federación de Magallanes

El 27 de Julio se cumplió el segundo aniversario del saqueo de las organizaciones e imprentas obreras de Magallanes. El año 1920, en dicha fecha, una horda de patrioteros encabezada por el gobernador señor Alfonso Bulnes, por el comandante del regimiento señor Barceló, y por otros trogloditas, entró a saco en la Federación Obrera de Magallanes. La horda estaba formada por conservadores, liberales, radicales, por militares y civiles, capitalistas y jóvenes «bien». Todos los que en Punta Arenas representaban la reacción, el envilecimiento moral, la molicie, el parasitismo, la corrupción, la porquería ambiente, se dieron cita en la media noche para saquear, violentar e incendiar. Durante la media noche pusieron sitio al local y luego lo quemaron y después rompieron lo que no había sido destruido por el fuego y enseguida balearon y apuñalearon a los obreros que defendían el local. Todo este trabajo espantoso lo realizaron enardecidos, entusiasmados y excitados. ¡Con qué placer quemaron los libros! ¡Con qué frenesí rompieron los decorados del teatro! Había que concluir con la cultura, había que secar todas las fuentes del espíritu, era menester apagar la luz nueva, era imprescindible pulverizar hasta la esperanza de que volviese a encenderse y a elevarse. Y rompieron y quemaron y robaron. No bastaron esos libros, ni esos decorados ni esos hombres carbonizados por el fuego, rematados por la bala y abiertos por el puñal. Las cartucheras no se habían vaciado, ni se habían mellado los cuchillos, ni saltado los filos de las hachas. Los hombres conservaban aún su enardecimiento y su animal virilidad. Para algo eran descendientes de los lejanos pero próximo trogloditas. Y como trogloditas se arrojaron sobre la imprenta de «El Trabajo» rompiendo sus maquinarias, volcando sus chivaletes y quemando jubilosamente los libros. Cuando destruyeron todo lo que no tenía voz para gritar ni brazos para defenderse, atacaron a las personas que allí había y en su inconciencia, no respetaron ni siquiera la carne sagrada de las mujeres. Después para darle un heroico término a la jornada, sacaron de sus hogares a los obreros más destacados en el movimiento social, y amarrados e injuriados hasta el último instante, los llevaron al mar y en él los sepultaron.