A la Opinión Pública

Manifiesto del Presidente del Centro de Derecho de la Universidad de Chile

Este manifiesto –que los estudiantes de Derecho han acordado publicar para denunciar a la opinión los abusos de autoridad y la incomprensión del Consejo rector de nuestra enseñanza– que rechazado en un diario y recortado en otro en la parte más interesante de su texto. Creemos que él ilustrará suficientemente a los estudiantes y a todos los hombres de conciencia de Chile sobre la existencia de dicho Consejo de Instrucción, que en todas las manifestaciones recientes parece no haber tenido en vista otro fin que ahogar el espíritu de la muchachada universitaria.

Continúa el Consejo de Instrucción Pública encastillado en su terca hostilidad hacia los estudiantes. Ayer no más los universitarios de la Facultad de Farmacia solicitaron respetuosamente el salón central de la Universidad para rendir un homenaje de admiración y cariño al Profesor don Francisco Servat que acababa de cumplir treinta años de magisterio; y su solicitud fue proveída desfavorablemente sin ninguna razón atendible. Hoy se ha hecho igual cosa con nosotros al formular una petición semejante con el objeto de ofrecer una velada de despedida al ex-director de la Escuela de Derecho, don Juan Antonio Iribarren. Y nótese que el local de la Universidad lo es al mismo tiempo de la Escuela de Leyes y que ya en otra ocasión se nos había concedido el salón central para dar una fiesta en honor de don Galvarino Gallardo Font, ex profesor de Derecho Penal. Ante esta actitud inconcebible de las autoridades universitarias, sólo nos resta denunciarla al país para que se vea que el Consejo de Instrucción Pública parece empeñado en ahogar toda iniciativa estudiantil por elevada que ella sea. Primero resistió indignado, todos nuestros justos anhelos de reforma universitaria, pretendiendo acallar nuestra voz pura y libre con medidas inquisitoriales unánimemente condenadas por la opinión. Ahora trata de destruir nuestros sentimientos de gratitud y cariño hacia algunos maestros que por su bondad, su preparación y su entereza moral han sabido captarse con justicia el aprecio de sus discípulos. Sin embargo, a pesar de lo irritante de estas medidas, queremos observar una absoluta serenidad de ánimo. En el caso actual nos limitaremos a señalar la injusticia en la seguridad de que en una época no lejana este organismo muerto de la enseñanza nacional, trabajado por la baja politiquería y por una tenaz inquina contra los estudiantes, ha de verse repudiado por todos los espíritus serenos. Que sepa la opinión pública que los cuerpos directivos de la Universidad son la barrera en que se estrellan los ideales y los sentimientos nobles de la juventud y no se asombre de nuestras actitudes posteriores. Porque cuando se ponen diques, cuando se cierran los horizontes a una corriente poderosa, algún día los moldes tienen que romperse. ¡Y los romperemos!

Gorje Jiles P. Presidente en ejercicio del Centro de Derecho de la U. de Chile.