TRIBUNA LIBRE

CONTESTANDO EL ARTICULO “AFIRMANDOME” DE D. A.

Afirmándome estoy porque fué grande el traspies.

Pero GRULLO.

Desde el punto de vista anarquista no hay ninguna organización de lucha de clases anarquista; todas son marxistas, son resabios reformistas. Lo que hay que distinguir es organizaciones que son más libertarias que otras, que son más amplias y que hacen mayor escuela de conciencia, según sea la influencia y labor propagandista y proselitista de los anarquistas que hay en ellas, y, en este caso, según mi criterio, es superior la. I. W. W. a las organizaciones de oficios, conglomerados y rotulados dentro de las fronteras burguesas. Así, pues, yo me pongo a juzgar la I. W. W. como organización superior desde el punto de vista sindical. El amigo D. A., con una buena voluntad que me encanta, me quiere hacer aparecer como sosteniendo que el industrialismo es superior al anarquismo. Para eso hace galas de intransigencia, tratando de conquistarse aplausos baratos, atacando a las “dictaduras”, como si yo las defendiera. Por eso no me siento inclinado a las polémicas, pues en ellas casi siempre triunfan los malabaristas de la frase, los torcedores de conceptos y palabras. D. A. es un verdadero Frégoli en este sucio juego. Póngase D. A. desde el punto de vista sindical a juzgar a la I. W. W. como entidad marxista, autoritaria, etc., y verá que todas las organizaciones son en el fondo, unas más que otras, marxistas, autoritarias, etc. y que la I. W. W. tiene más bondades libertarias. Y ahí está la labor de los anarquistas: hacerlas libertarias, amplias, hacer de ellas escuelas de conciencia, cual lo son la C. N. del Trabajo de España, la F. O. R. A., la U. Sindical Italiana. También me tergiversa el pensamiento cuando me dice que yo no quiero combatir sectarismos, siendo que he dicho que a los individuos no hay que combatirlos, sino ilustrarlos. Sépalo el compañero D. A.: yo no pienso por su mollera, sino por la mía; yo le digo que es un discutidor escurridizo, pues para poder satisfacer su hermosa personalidad llena de despecho por mis paréntesis de la anterior contestación, tuerce el pensamiento que va en ellos y me presenta como el quiere y no como soy yo. Combato al sectarismo pero no al individuo, lo combato ilustrando con mis escasos conocimientos a ideas fraternales. Como un verdadero político se rectifica y me trata de ingenuo porque le enrostro una inconsecuencia cuando dijo: “que los trabajadores mismos se agrupen del modo que crean más conveniente. Lo que nos debe importar más que todo es propagar nuestro ideal anárquico.” El compañero es un transformador de las pensamientos ajenos; más aún, los estira y encoje como un latigudo, y porque no lo sigo en sus malabarismos me trata de más que ingenuo de tonto Prefiero ser tonto ante que pillo ideólogo a lo D. A. Ahora D. A.hace del valor de las palabras un elástico. Siguiéndole a D. A. el pensamiento, el maestro en la escuela está combatiendo a los alumnos. Yo creo, con permiso de D. A., que en las escuelas están combatiendo la ignorancia e ilustrando a los alumnos, lo mismo que para propagar las ideas anarquistas hay que combatir los sectarismos, los fanatismos, los vicios, etc., pero no los individuos. Es cuestión de palabras dirán muchos, pero sin embargo ya me colocó como D. A. quiere, de ocasionísta, para realzar su figura anónima, de puro modesta que es... ¿Por qué los anarquistas—pregunta D. A.—los anarco industrialistas no propagan la ideología anárquica? Sencillamente propagan lo que ellos encuentren más lógico. L. A. con hacerles cargar cadenas de delitos morales no los hará cambiar de acción y pensamiento. ¿Qué antecedentes, qué valores, tiene D. A. para declararse juez y verdugo de los anarco-industrialistas? En uno de los primeros párrafos D. A. saca mi figura y la hace aparecer como absorbido por el cascarón industrialista; no hago alarde de modestia, pero saldré al frente como absorbido... Sepa D. A. que nadie me sustrae, ni me absorbe el industrialismo, pues este es sólo un medio para propagar la anarquía. Los hechos son más elocuentes y con la cooperación de un reducido número de compañeros hemos editado 70 mil ejemplares de folletos entre ellos 4.000 libros “La Conquista del Pan” de Kropotkine y de los 70 mil folletos solo 5 mil han silo de carácter sindical como “El Sindicalismo Libertarlo” de Pestaña y Segui. Usted D. A., que tiene más independencia para propagar la anarquía, ya que no participa en los sindicatos ¿ha hecho algo parecido? Mucho más habrá hecho usted ¿verdad? Si valorizo la organización I. W. W., lo hago porque es la más libertaria, la que más garantiza e impulsa la conciencia libertaria de sus hombres y está abierta a las iniciativas de los hombres libres y es un baluarte en contra de los rebaños y de los pastores con ansias de ser sometidos o de sometedores, sean estos rojos o blancos. Ahora, con respecto al aforismo organizándonos industrialmente formaremos la estructura de la nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja sociedad capitalista. ¿Y a esta verdad le vé D. A. autoritarismo? ¿Dentro de qué cascarón propagan la nueva sociedad del comunismo anárquico los anarquistas, incluso. D. A.? Dentro del cascarón de la vieja sociedad capitalista se están incubando los elementos libres de la nueva sociedad, esto no admite terjiversaciones, esto es un axioma demasiado sencillo. Pero D. A. cree que no hay nada mejor para ensalzar la propia obra que denigrar, tergiversar y ridiculizar la del vecino. La estructura económica e industrial del capitalismo está basada en la producción que consume el mercado a base del menor costo posible, ya sea por salarios mezquinos o reemplazando el brazo humano por la maquinaria. Destruido el régimen capitalista tenemos que apropiarnos de toda la maquinaria industrial e intensificar su producción con el menor esfuerzo pasible, de todos. Y el menor esfuerzo y la mayor producción y eficiencia está en dominar la industria técnicamente y practicamente, desde la materia prima hasta su distribución. Y esto lo harán los obreros de hoy o de mañana reunidos por fábricas, por industrias, por comunas, grupos, núcleos productores, etc. Como quieran llamarse y reunirse, lo que si que ellos se adueñarán de la tierra y de la maquinaria para producir llamando y enseñando a su lado a todos los deseen hacerlo y quieran vivir libremente; y la maquinaria y la tierra y las ciencias y las artes y la producción en general, no se la entregaron al grupo, anarquista tal o cual o a D. A. por más alarde de anarquismo, que haga, porque los humanos también sienten deseos de ser autónomos, sin ser anarquista. Y nuestra, influencia aquí debe manifestarse: autónomos los hombres del capitalismo deben quedar autónomos de todo poder o mando, que no se dejen gobernar ni se transformen en gobernantes, que produzcan sin mandones que se relacionen con los demás productores industriales de la ciudad o de la campiña, ya formando comitées de relaciones, comunas libres, etc., etc.. Yo no deseo que estos obreros griten ¡Viva la anarquía! ¡abajo la dictadura! sino que sean en los hechos libres y fraternales, es decir, vivan en la anarquía. Yo no me entusiasmo de palabras, yo me entusiasmo con los hechos. Hay tantos compañeras anarquistas intransigentes, dostrinarios hasta la sublimidad y andan oliendo a mugre, llenos de parásitos, y no saben clavar un clavo, ni hacerse la barba; y estos son los que más horror le tienen a los sindicatos quizás porque no pueden formar el sindicato de perezosos. Y estos son los que ven el yugo del trabajo productor en el futuro, que les amenaza su pereza consuetudinaria, mantenida con los centavos de algunos periódicos o con la charla que su medio de vida. Y por eso amo a la I. W. W. porque la mayoría de sus componentes son activos, y por sus hechos muchos de ellos libertarlos; por su combatividad y porque hay acuerdos libres y fraternales por encima de los oficios de las razas, de las fronteras; y por eso propago en ella mis ideas anarquistas sin preocuparme que otros hagan o no lo mismo en la I. W. W. o en la luna.

J. Armando TRIVIÑO V.