Sobre el maximalismo

De don Lorenzo Montt y los enemigos del maximalismo

Las informaciones de los refugiados rusos permiten establecer los siguienres hechos: “En las cámaras de torturas estaban empleando medios de tormento atroces. Los nombres de las víctimas eran escritos sobre sus uñas y se hacían que las cabezas de ellas formaran letras y palabras. Tanto a las mujeres como a los hombres se les cortaban tiras de piel y se les dejaban colgando. Les metían las manos en agua hirviendo y luego en agua fría varias veces, hasta lograr que se les saliera la piel como un guante. Les atravesaban varias partes del cuerpo con barras de hierro candente, matándolos en seguida. Una gran cantidad de fotografías y documentos ilustrando estos hechos, existe en Constantinopla. La quitada de los guantes y la tortura de las uñas, eran los tormentos más usuales. Miles de personas pasaron por ellos. Hubo un caso de un obispo. a quien hicieron hervir y algunos clérigos fueron obligados a tomar caldo hecho de su cuerpo en vez del Santo Sacramento, con el objeto de probar a los feligreses, como lo dijo la comisión bolsheviki, que la Eucaristía no es un sacramento sagrado sino un asunto de fórmula, toda vez que se puede tomar la sagrada comunión con caldo de obispo. Hubo un caso de una mujer que dio a luz un niño antes de tiempo, la forzaron a darle de mamar y después le abrieron el estómago para ponerle allí al niño. La mujer murió de estos tormentos. Otro caso fué el de una muchacha de 16 años, a quien le perforaron los pechos y se los llenaron de vino, después de lo cual los ejecurores forzaron a muchachos jóvenes para que los mamaran junto con la sangre que salía de las heridas. Semejante enseñanza dada a muchachos jóvenes dio resultados; como el siguiente: dos muchachos en Charkow, uno de doce años, se estaban vanagloriando de que uno había ejecutado a cinco y el otro a diez personas; el más pequeño lamentaba no haber tenido oportunidad de hacer más. Este era el tipo de niños a quienes los bolshevikis sacaban de las escuelas para enseñarles a matar después de dar tormento. Hacían esto con el objeto de obtener que sus nervios se fortalecieran y también para desterrar la antigua moda de la moral burguesa. El hijo del presidente de la comisión extraordinaria de Charkoff, que estaba ayudando a su padre, un antiguo convicto en su trabajo de crueldad, fue uno de los más feroces ejecutores. Todos estos refugiados que estaban combatiendo semejante régimen, ciudadanos, profesores, campesinos, trabajadores y militares tenían que huir de los métodos bolshevikis durante el nuevo avance. La moral de estos refugiados, de los cuales muchos fueron testigos de tales horrores, fácilmente se puede imaginar; su situación física y pecuniaria es trágica y reclama la más amplia ayuda.