21 DE MAYO

Otra vez el trompeteo belicoso remozó el patriotismo latente e inextingible de los buenos ciudadanos. Otra vez, en la escuela, la cálida voz del maestro sembró la semilla benefactora en tierra propicia. Otra vez. El 21 de Mayo es trascendental para los chilenos. En esta fecha, el sacrificio heroico, aportó nuevas energías belígeras a las tropas un tanto desmoralizadas, y par ende influyó en la victoria final de esa guerra, a la cual fuimos llevados como inocentes corderitos páscua1es. Se nos atacó y nos defendimos; pero resultamos más robustos y golpeamos a nuestros atacantes y enseguida, para resarcirnos de los golpes recibidos, les robamos la cartera. Vamos, ya me había desviado. Soy tan poco receptivo que, a pesar de haberlo oído en el hogar, en las aulas y en las calles, aún no aprendo que en la guerra, el robo es lícito y la matanza heroicidad. Perdón, patriotas. Nuestros historiadores dan a esta fecha, repito, un enorme trascendentalismo, y de allí la alegría bulliciosa con que se la celebra. Y cuando ellos así la han interpretado no nos resta a nosotros sino una genuflexión acojedora. Y este día, que es un día de duelo para nosotros, porque nos recuerda la muerte de muchos de nuestros hermanos, es celebrado al son de alegres fanfarrias. No hay duda que el patriotismo es milagroso. Invierte todos los valores y aquellos que en la vida corriente son enormes delitos punibles, por arte de magia adquieren grandiosos perfiles de epopeya cuando los alienta la rapacidad colectiva. De seguro que sería encarnecido aquel hombre que celebra aquel día en que, por cualquier motivo, diera muerte a un semejante, y sin embargo es un desnaturalizado aquel que no se regocija en esta fecha. En fin, son estos problemas demasiado profundos para que pueda ahondarlos nuestro espíritu egoísta. La religión y el patriotismo deben aceptarse a fardo cerrado: el análisis los mata. Y no es posible concebir la vida sin estas dos fuerzas purificadoras. ¡Y pensar que hay historiadores escépticos que niegan la intención heroica del salto acrobático de Prat y aseguran que un marinero por vengarse lo empujó para echarlo al agua pero el hombre resultó elástico y se pescó del Huáscar!... ¡Que bárbaros!

Luis Sepúlveda Alfaro