La Crisis de la Federación de Estudiantes

Un colaborador de nuestra revista, tan ocioso como pacienzudo, ha tenido la benedictina ocurrencia de anotar cuidadosamente los más variados juicios que acerca de la materia del epígrafe han emitido diversas personalidades de nuestro mundo zoológico De las cuarenta y siete opiniones hemos escogido únicamente las más interesantes, pues la falta de espacio nos impide transcribir totalmente el extenso artículo.

Uno que debe ser marxista:

La causa fundamental de la crisis de la Federación es netamente económica. Estoy seguro de que si los muchachos reciben mañana cien mil pesos dejarían inmediatamente de hablar de crisis ideológica y de individualidades deformadas. Los cuervos se dejaron caer asta vez sobre la Federación cuando La creyeron sin vitalidad alguna, esto es, sin dinero. La crisis persistirá en forma amenazante mientras no se arregle satisfactoriamente la situación económica.

Uno que pudo haber sido biólogo:

La Federación es un organismo vivo, y, como tal, ha de pasar por tres frases: el nacimiento, el desarrollo y la muerte. Lo que algunos han dado en llamar crisis no es sino la senectud precursora de la muerte. Han desaparecido, a través de los tiempos, floras y faunas riquísimas, han desaparecido islas y continentes y han desaparecido razas e imperios poderosos. ¿Porqué iba a ser la Federación el único organismo que iba a sustraerse a1 imperio de esta ley universal?

Uno que acaso sea radical:

Los jóvenes de esa Federación no debieron apartarse de la gloriosa senda que le trazaron los primeros presidentes que tuvo, de aquellos que le robaron el capelo a monseñor Sibillia y que hicieron las más grandes manifestaciones anticlericales que en Santiago se han visto. Desde que, estúpidamente, se han dedicado a. materias extrañas a su lógica incumbencia, desde que se han dedicado a despedazarse entre ellos, el clericalismo voraz ha extendido sus alas y amenaza devorar las pocas conquistas liberales que en este país de frailes hemos obtenido. El único remedio para salir de la crisis en que actualmente se encuentran, consiste en incorporarse de lleno a. la gran campaña en pro de la separación de la Iglesia del Estado. En esa forma la Federación rehabilitaría su prestigio y su valor.

Uno que leyó a Pirrón:

Estos niñitos de la Federación insisten, con pueril obstinación, en luchar por el triunfo del bien y del ideal en una tierra de puercos y ladrones como en la nuestra. Olvidan las más elementales leyes filosóficas, esto es, que en la vida siempre triunfan el mal y el dolor. Olvidan que mientras persista el género humano subsistirá el sufrimiento, y que para extinguir a éste es preciso terminar con aquél. La. Federación tiene que desaparecer por estar empeñada en una tarea antifilosófica, antipsicológica, antinatural.

Uno que es francamente idiota:

Esa organización no ha tenido nunca razón de ser, porque el verdadero papel del estudiante consiste en asistir regularmente a clases, no repetir ningún año y obtener lo más luego posible el título, a fin de asegurarse un porvenir. La crisis de la Federación se debe a que sus dirigentes eran unos estrafalarios imbéciles.

Un gregoriamunátegui cualquiera:

Esos federados de los cien mil demonios han hecho cada brutalidad que da miedo. Son de una ingenuidad que espanta. Porque, veamos ¿a quién se le ocurre decir públicamente lo que realmente piensan? Si esa organización se va a pique respiraré tranquilo; no tendré necesidad de alagar a tanto cretino que me rodea; no tendré necesidad de reforzar mi camarilla de arribistas, rastreros ni inválidos; no me veré obligado a hacer tanto cambullón, tanta triquiñuela, ni tanta porquería. En una palabra, si la Federación desaparece, me quitaré algunas de las tantas máscaras que, a decir verdad, me molestan por su excesivo número.

Un buen burgués:

Tenía que suceder. Esa Federación iba por mal camino desde el día en que se dedicaron sus dirigentes a agitar a los rotos de las fábricas y a insolentar a los trabajadores do los campos. Nuestro roto es bueno, sumiso y obediente, siempre que no esté borracho no venga un agitador a explotarlo formándole estúpidas ilusiones. Estos jóvenes contribuyeron en otra época a fomentar la ociosidad de esa gente y ahora están pagando sus culpas.

Un estudiante que leyó la Psicología de Abel Rey:

La Federación se va al diablo por culpa de... (La redacción de “Claridad” ha suprimido el nombre de un ex estudiante)… Ese señor creó, inventó, fomentó, amparó y toleró la deformación sistemática y apriorística de cada una de las individualidades que ingresó a la colectividad de entonces. Ha hecho un daño enorme con sus sofismas, sus retruécanos y sus ironías. Ha pervertido a la juventud y, por lo tanto debiera ser quemado en efigie y condenado a beber la cicuta.

Un político profesional:

Yo, que no veo en cada individuo sino un ambicioso, un arribista y un logrero, no me explico la actitud de jóvenes de la Federación, de esa Federación que, por culpa de ellos, está totalmente desprestigiada. Es evidente que a esa organización no ingresa nadie que no desea trepar, subir, ascender. Es también evidente que tienen habilidad para engañar a los obreros, ilusionándolas con la renovación, la socialización de los medios de producción, el comunismo libertario y otras macanas que nosotros no sabemos ni necesitamos emplear. Pero ¿cómo se explica que, después de tanto alboroto, apenas resulta uno que otro como candidato al parlamento o al municipio? No hay duda alguna que la crisis de la Federación es una crisis de chavetas. ¡Tener la sartén por el mango y no saberla aprovechar!

Un optimista (que hace ironía “malgré lui”):

¿Crisis? Pero, si no existe crisis, La Federación no ha valido nunca más de lo que es en la actualidad.

Un sofista de otra época:

La crisis de la Federación no es sino el resultado de resultado de la crisis psico-fisio-patológica de cada uno de los miembros que la componen. En consecuencia, es necesario, ante todo, hacer un tratamiento adecuado a cada uno de los federados en particular mejorando cada parte de un entero se mejora el entero. Para mejorar a alguien es necesario convencerlo previamente de que esta enfermo. Luego, lo primero que debe hacerse en la Federación es convencer a los estudiantes de que están enfermos y de que la enfermedad es contagiosa e infecciosa. Las enfermedades infecto-contagiosas deben tratarse por medio del aislamiento, la desinfección y la medicamentación específica. En consecuencia, es necesario encerrar a los federados, desinfectarlos con creolina e inyectarles suero de convalecientes. Pero, como no se conoce ningún caso de mejoría y no habiendo, en consecuencia, convalecientes, no queda otro recurso que encerar franca y definitivamente a todos los albergados de la Federación de Estudiantes.