La protesta por el asesinato de Wilckens

La noticia del vil y cobarde atentado de que fue víctima el vengador Wilckens tuvo su concreción en dos actos de protesta y propaganda libertaria. Reunidos los delegados de los Centros de Estudios Sociales “Redención” “J. D. Gómez Rojas” “Luz y Acción” “Ag. Anarquista La Tierra” y la Unión Local de la I. W. W. se acordó efectuar un mitin el Domingo 24 a las 4 P. M. Este acto sería preparatorio de un para por 4 horas (medio día) que efectuarían los I. W. W. el Martes. Para el mitin del Domingo los Centros de Estudios Sociales y para el paro del 26 la I. W. W. lanzaron vibrantes proclamas en que invitaban al pueblo a concurrir a los comicios a efectuarse ambos en la alameda al pie de la estatua de O´Higgins. Estos actos estuvieron regularmente concurridos; en ellos hicieron uso de la palabra varios compañeros, que detallaron los crímenes horrorosos cometidos por el nefasto coronel Varela en la región magallánica en que miles de trabajadores fueron asesinados vilmente. Crímenes que castigó, crímenes que vengó el carácter y la mano de Wilckens, borrando de la tierra la vida repugnante del asesino uniformado Héctor Varela. Wilckens generosamente brindó su vida para lavar la afrenta que a los trabajadores hiciera el militar aquel, y la justicia burguesa lo sumariaba y mantenía e una celda de la Penitenciaría de Buenos Aires donde a altas horas de la noche un miserable milico, tránfuga inconsciente de la casa proletaria, lo asesinó mientras dormía.

Estos actos de protesta han venido a demostrar la afinidad y solidaridad que une a los I. W. W., Centros de Estudios Sociales y la Unión en Resistencia de Estucadores que sin estar incluída en los organismos convocantes sus miembros hicieron acto de presencia el Martes 26 en el paro. Y estos actos han venido también a demostrar la indiferencia de las demás organizaciones que se hacen eco de estos actos que dignifican y mantienen latente la solidaridad que debe unirnos a todos los ofendidos por el régimen capitalista y su gobierno atentando a los más caros derechos del hombre: la vida y el pensamiento.