Candidatos a la Presidencia de la Federación de Estudiantes

CESAR BUNSTER

Se repite con la insistencia de la razón que las organizaciones estudiantiles están en decadencia, que no hay fé en las doctrinas ni en los hombres, que la vida de la juventud de hoy oscila como una ola turbia y precaria entre el escepticismo frívolo y el pesimismo negador. Y esto es verdad. Pero es imperioso reaccionar, sobreponerse al abandono del ideal, a las vacilaciones de la voluntad desorbitada, a las reducciones de la molicie claudicante. Tenemos que aprender de nuevo—si lo hemos, como parece, olvidado—a ser hombres; tenemos que recuperar el sentido de nuestra personalidad profunda, superior siempre a las contingencias del ambiente, a la variedad de las modas espirituales y a la vulgaridad que sonríe y desdeña. Debemos tratar de vivir amplia y noblemente. Ser nosotros mismos, y salirnos, también, de nosotros, para colaborar en la obra común. “Vivimos en cuanto nos entregamos”, y nos entregamos en la medida que somos capaces de sentir la belleza de la solidaridad y de aceptar la responsabilidad que descansa en la fuerza de nuestra juventud. Miremos a nuestro alrededor: Un medio social emporcado por el arribismo, la obsesión utilitaria y el desprecio a las consignas del deber moral; la política trasudando mediocridad; valores eternos pisoteados por generaciones de filibusteros y de casuistas; la reacción clercial amenazando las pobres conquistas de la libertad y de la razón. Renunciar a la lucha sería traicionar a nuestro corazón, volver las espaldas a nuestro esfuerzo de ayer, jalonado por la persecución y el sacrificio, entregarnos como hembras sumisas, sobre el polvo de una derrota prematura. La Federación de Estudiantes de Chile no puede desaparecer sin que con ella se extinga en nuestro medio, una esperanza de renovaciones y una energía constructiva. Imperativo de todo estudiante libre y digno, es mantenerla, reintegrada, devolver el prestigio y la eficacia decisiva que ha tenido y que debe tener. Llevemos, pues, a su dirección, en este cúmulo de circunstancias adversas que la acosan, a alguien que sea capaz de poner en su desorganización un principio de armonía y en su orfandad de vida, un principio de fé. De entre los candidatos que para ocupar su presidencia se diseñan, nos inclinamos, desde luego, a César Bunster. Reune, este compañero, el mérito silencioso, el talento sereno, la perseverancia que camina derecho hacia un fin. Es una inteligencia y es una voluntad. Han fracasado, ya, entre nosotros, los retóricos, los fervorosos de tribuna y de asamblea; necesitamos el que ponga una energía lúcida al servicio de una clara visión de hechos y situaciones. Agobiados por una época de elocuencia sin mesura y de actividad sin normas, miremos hacia el que puede ofrecernos sobriedad en las palabras y optimista generosidad en la acción.

Quisiéramos hacer de César Eunster, una breve silueta espiritual. Pero, es demasiado difícil hablar de un hombre, sobre todo si este hombre, presenta como el que pectos múltiples y vigorosos. Arnos ocupa, una personalidad de artista, por sobre todas las cosas, es este muchacho austero que sabe el valor del silencio y del orgullo. Desde temprano huyó asqueado de la plaza pública donde se comercia con las cosas del espíritu, y en el retiro propicio fluyeron versos hondos, recios y sencillos como salmos, prosas de un valor admirable en este país de periodistas y de notarios. Y cultivó, también, esa manera superior del arte y del talento que es la formación de sí mismo. No hemos de decir en cual de esos compartimientos que la paciencia de los necios y el fanatismo de los menguados han hecho para clasificar a los hombres y las ideas de los hombres, podría encerrárcele. No nos sería posible. Espíritu de altiva independencia, va donde la verdad lo llama, o donde la intuición de su conciencia lo conduce. Hoy que todos doblan el espinazo o se duermen embriagados de mediocridad, podemos decir de César Bunster, como el mejor elogio: Es un hombre. Y si preguntáis cuales son las armas con que piensa vencer si llega a la presidencia de la Federación os diremos: Tiene fé en sí mismo, y tiene fé en vosotros.

Juan CRISTÓBAL.