“La Nación” contra la Burguesía

De un editorial de «La Nación» 10 de Julio de 1921, perdido entre la hueca fraseología característica de los editoriales periodísticos, encontramos este párrafo; expresión de una formidable verdad.

«Todos los hombres son por su naturaleza, libres e independientes y tienen ciertos derechos inalienables, entre los cuales están, en primer término, el de enaltecer y defender su vida y su libertad...» «Estos son derechos naturales e inalienables de la personalidad humana.» «Todo lo que los ataque constituye un atentado a la vida individual.» «Es una doctrina americana y es doctrina universal y democrática, la de que la propiedad es un elemento esencial de la libertad. Los frutos del trabajo del hombre, ya sea manual o intelectual, son suyos. El es dueño de conservarlos o de disponer de ellos sin más limitaciones que la igualdad de derechos de cualquier otro hombre en el mismo caso». ¿Quién amasa, quién siembra, quién ara la tierra, quién extrae la hulla negra de las minas; quién funde, elabora y transporta todas las riquezas que un país produce? El Proletariado. ¿Quién recoje los frutos del trabajo material e intelectual ejecutado por la gran mayoría de los hombres? El Capitalista. Entonces, si es una doctrina universal, si es un elemento esencial de la libertad, el derecho que cada hombre tiene a gozar del producto de su trabajo, si ello constituye además un derecho natural e inalienable de la personalidad humana, nosotros preguntamos: ¿cómo es que existe una minoría de hombres que se llaman conscientes y honrados; que viven satisfechos y tranquilos por haber despojado, a la inmensa mayoría de sus conciudadanos, el disfrute del goce del fruto de su trabajo?