POEMAS

ROMANTICA

En el frío de tu sonrisa no quedaba ni un resplandor… ¡Aun la carne se me eriza cuando pienso en aquel amor!

Veinte años apenas los míos: ¡pudiste haberme dado el ser! Tú eras crepúsculo sombrío y yo era un claro amanecer.

En ti no había ya memoria de la pasada juventud; tu último sueño era la gloria para después del ataúd.

La nieve a blanquear comenzaba en tu sien—¿por eso te amé?— y una larga arruga surcaba las frías manos que adoré.

Llegué yo—mariposa loca—; ¿qué había en ti?,¿qué en ti que se prendieron en tu boca mis labios frescos de rubí?

¿Con quién hiciste pacto, viejo, que te adoró mi juventud y aun te añoro, con un dejo de inmensa y triste laxitud?

¿Con quién hiciste pacto para que nunca te olvidara bien, y aun soñara, aun soñara en tu infierno, desde mi edén?

Tú no eres nada. ¡Es el recuerdo! El es el que no muere en mí, y es cuando en mí misma me pierdo cuando estoy más cerca de ti,

Cerca de las dos manos finas que ni el trabajo ni el sol doró y que me llenaron de espinas el inocente corazón.

Tú no eres nada. Te hallo viejo… ¡Te vi pasar y me reí! ¡Ni una huella queda ni un dejo del amor por que padecí!

Pero el Chopin que amabas tanto —culpable de esta evocación— hoy me tiene ciega de llanto viviendo la misma pasión.

¡Como odio con amor inmenso el recuerdo que vive en mí y sobre todo cuando pienso en la juventud que te di!…

JUGUETES

A Gabriela Mistral.

La vida con sus juguetes está viviendo mi niña; Ya sabe mecer la guagua y liarla en la mantilla.

(Yo la interrumpo, besando su luminosa carita.)

En la cocina hace “papa” para el mono y para el gato. Todos esperan sentados que la niña les dé algo.

Yo parto el pan y la ayudo. (Así la beso de paso.)

¡Cuánto la quiero a mi niña! ¡Por ella mil vidas diera! Esposo: no me des mimos; ¡dáselos todos a ella!

Hermanos, no me hagáis bienes, pero. sí favorecedla… Prójimos, mordedme a mí, ¡nunca a mi vellón de seda!

Del que me la quiera más seré amiga fiel y sirva. ¡Y del que le hiciere daño ay la enemiga que fuera!

Me vuelven loca mis sueños; ¡que pensamientos torcidos! “¿Comieron ya tus muñecas? ¿Durmieron ya tus pollitos? ¿Le diste sopita al gato? ¡Voy a ayudarte, bien mío!”

…Y mientras la ayudo, beso con mil besos sus ojitos.

MARIA MONVEL