Aromas de Tardes

LA REZAGADA DE LOS ATARDECERES

Cuando aún él era sólo un preludio en el oriente, ella ya iba mulliendo de seda todos los caminos de la tierra. Sobre los mares y los montes, sobre los montes y los valles su blanca tenuidad fue siempre un signo de la venida gloriosa de él. Más, ahora se ha quedado enredada entre los árboles; a lo largo de los viejos caminos; al pie de las murallas derruidas, mientras él allá lejos inicia una fiesta de oro. Y en tanto ella camina, suavemente, como quien va cansado de andar la tierra, un vientecito blando dobla los troncos de los álamos, besa sus hojas palpitantes... y se va feliz. Ella se arrastra perezosamente... mientras allá en la cumbre de las montañas, que el mar besa, hay un deslumbramiento de oro y de colores. Y al fin ha advertido él, que algo ha olvidado en la tierra, abandonado a lo largo de los viejos caminos. Y un instante vacila antes de hundirse como si un remordimiento pesara sobre su alegría de oro... ¿Y creéis?; el sol ha llorado rojas lágrimas de dolor por la dulce rezagada de los atardeceres; al mirar por última vez hacia la tierra, vio como la pobrecita iba por los caminos abandonados y las ásperas rutas, sobre los mares y los montes, sobre los montes y los valles, llorando también su pena y su cansancio...

EI VIEJO TURCO VIENE POR EL SENDERO

¿Llegas de nuevo? ¡Y cuánto polvo traes de esos lejanos caminos recorridos! Nunca se fatigarán tus piernas ágiles y sin embargo te vas poniendo viejo. Andando,... andando siempre, has visto alejarse tus mejores días, tal como tú por los caminos solitarios, y así, tienes la tristeza de los buhoneros, de esos caminantes que llevan en el alma un inmenso dolor; no obstante tu mirada es dulce; tu dolor, si, tu dolor ha dulcificado esa mirada... –Llegas a esta hora, hora de los cansancios... ¿ves aquellos que vienen por este mismo camino? –Son campesinos; para el Señor, han terminado otro día, porque ya ves, el sol se ha entrado y traen como tú, sobre las espaldas un cansancio doloroso. Más el de ellos, rudo, nació de tanto trabajar y el tuyo es un cansancio de vagar y de andar por viejos caminos, mezclado a la pena del recuerdo de la que a tu paso por ella has ido abandonando... Hoy perdona si nuevamente te ofrezco reposo para esta noche. Más, empieza a narrarme todo lo que has visto y oído al pasar por esas viejas aldeas silenciosas: campos soleados... ¡Cuenta! ¡cuenta!

AGUA CORREDORA

A esta hora de encantamientos y de suavidades de agonía, su canto time un triste sentido y es como una alegre esperanza. ...Se va... se va el agua clara y corredora mientras nosotros nos quedamos... ...Por todos los caminos, blancos de sol o de luna, al pie de las montañas que escucharán, llenas de augusta serenidad, irá ella, cristalinamente, vertiendo su canto. ...Canta el agua clara, la esperanza de un amor que vendrá, que llegará algún día. Y por alcanzarlo pronto, el murmullo del agua corredora se va haciendo cada vez más lejano. ...Se va... se va el agua clara y corredora mientras nosotros nos quedamos...

Julián Morell.

Pencahue, Septiembre 1922.